Las banderas de Chile y del pueblo Mapuche son dominantes en las actuales movilizaciones sociales y han desplazado a las banderas corporativas de todos los partidos políticos. Para el caso, Wenu Foye (El Canelo de Arriba) emerge como la representación del Chile profundo e insumiso. El Chile indio, símbolo de identidad y apoyo a la lucha del pueblo indígena contra el Estado chileno y su sistema neoliberal, que los reprime y excluye sus demandas.
Por Jorge Calbucura. Publicado originalmente en Centro de Documentación Mapuche
Tal como se ha señalado, las banderas de Chile y del pueblo Mapuche son dominantes en las actuales movilizaciones sociales y han desplazado a las banderas corporativas de todos los partidos políticos. Valga en primer lugar destacar que, para el caso, Wenu Foye (El Canelo de Arriba) emerge como la representación del Chile profundo e insumiso. El Chile indio, símbolo de identidad y apoyo a la lucha de un pueblo indígena contra el Estado chileno y sistema neoliberal, que los reprime y excluye sus demandas. Además de aquello, Wenu Foye en las movilizaciones sociales representa una negación de una sola bandera distintiva y de una patria excluyente. La presencia de los indómitos Mapuche, es un llamado a la insumisión de los saberes situados en contextos comunitarios-populares.
Si se observan las fotos de prensa de la década del ochenta se puede apreciar que los actos políticos de la entonces coalición opositora al régimen militar, contaron con la presencia de los representantes de la nación mapuche.
Durante ese período, junto a las más destacadas personalidades políticas chilenas se podía ver a José Santos Millao y Lucy Traipe, los entonces máximos representantes de la organización mapuche Ad-Mapu que nucleaba a los representantes políticos mapuche más connotados. La presencia de los indómitos Mapuche junto a los políticos chilenos ilustraba la indeclinable decisión de la oposición política de luchar hasta el final por las reivindicaciones democráticas. La imagen Mapuche como símbolo de resistencia fue aprovechada magistralmente por los expertos en propaganda de la entonces oposición a la dictadura.
La victoria en las elecciones convocadas por la dictadura en 1989, implicó un cambio de imagen. La coalición de partidos en el gobierno no podía seguir presentando una imagen de confrontación. Sutilmente, lo mapuche fue desplazado de la iconografía política chilena y el movimiento político mapuche fue traicionado por la clase política. Esta no cumplió sus compromisos asumidos, e impulsó una brutal represión, cuyo punto culmine es la aplicación de la ley antiterrorista.
Hoy esa misma clase política reprime para seguir manteniendo sus privilegios. Pero hoy ese Chile profundo e insumiso se identifica con la cultura no impuesta. La izquierda estuvo equivocada; las revueltas a lo largo del país muestran la recuperación de la memoria del movimiento insumiso; sociológicamente representa la irrupción del sujeto político-popular necesario e irremplazable.
Tal como Domingo Namuncura lo señala: esto indica que han surgido nuevas perspectivas en torno a la noción país y nación. Por un lado, los partidos políticos son percibidos como parte del problema y se exige que escuchen y actúen de acuerdo a los intereses de sus representados. Por otro lado, se vislumbra la emergencia de una sociedad plurinacional, una sociedad de encuentro con los Pueblos Indígenas. La hora del reconocimiento constitucional a los Pueblos Indígenas de Chile, las demandas de territorio y autonomía a la nación Mapuche.
La porfía de nuestra gente, deambula por las protestas y manifestaciones a lo largo de Chile en medio de las banderas de Chile y del Pueblo Mapuche, propias de quienes están abiertos a la vida y se comprometen con la acción y el simple hecho de estar y existir.
Jorge Calbucura
28 noviembre 2019
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