Testimonio de un proceso: la huelga y los diferentes hitos del 8M

Claudia Marchant*
Fotografía: Gentileza de Brigada de Arte y Propaganda – Coordinadora Feminista 8M

Convocada a escribir sobre una experiencia, un proceso, un momento particular, un 8 de marzo de 2019, puedo decir que empecé, empezamos a marchar todos los 8 de marzo en plena dictadura. El día internacional de la mujer trabajadora y el primero de mayo eran fechas marcadas en nuestro calendario antidictatorial. Sin duda, desde mucho antes, las mujeres anotaron en sus calendarios de lucha esta fecha.

Luego vinieron los noventa y la larga noche posdictatorial, la transición y las derrotas colectivas y personales… los 8 de marzo se debilitaron, los fui desmarcando de mi agenda.

Pero el 2018 se nos vino con una fuerza maravillosa y como integrante de la organización Londres 38, espacio de memorias, como colectivo y como individua, se nos puso a desafiarnos. Hacía tiempo que nos planteábamos trabajar el tema del “enfoque de género”, cómo incorporar una mirada feminista a nuestro trabajo de memoria para el presente (que es a lo que aspiramos en Londres 38). Tanteamos algunas posibilidades, planificamos ejes transversales de trabajo con el feminismo en primera línea, discutimos entre nosotros: cómo escribir inclusivamente, qué herramientas y formas de trabajo nos permitirían dar cuenta de esta preocupación, de esta tensión… La necesidad y el problema estaban allí, pero nos costaba, nos cuesta incorporarlo a lo cotidiano de nuestro trabajo. Y cuando se llamó a una asamblea abierta de mujeres en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile que estaba en toma, desde fines de abril del 2018 (1), cuando llevaban más de un mes sosteniendo la toma y ya se hablaba del “mayo feminista”, nos quisimos sumar. Desde esa Asamblea en la que por primera vez escuchamos hablar de la posibilidad real de hacer una “huelga feminista” (como hace poco nos había emocionado el paro masivo del 8 de marzo en España), mantuvimos el contacto con la Coordinadora Feminista 8 de Marzo (CF8M).  

Más adelante, como muchas, nos vimos convocadas por la CF8M para realizar un preencuentro (2) “interno” que pudiese ayudarnos a avanzar en nuestras discusiones, en nuestras definiciones. Y son pasos, no grandes pasos, pero intentamos caminar en esta senda feminista que se nos abre a veces como un abismo gigante de nuevas posibilidades que no necesariamente todas y todos hemos explorado del mismo modo.

Dijimos entonces que la memoria, las memorias que elaboramos diariamente, que concebimos como un derecho, no deben estar limitadas ni temporal ni temáticamente, que hay que hacer un esfuerzo para volver a leer el pasado críticamente, identificando el rol de las mujeres y de las disidencias sexuales en los procesos y proyectos que fueron reprimidos en lugares como Londres 38. También señalamos lo que a nuestro entender constituye lo subversivo del feminismo:

[su] propuesta transversal y transformadora de una sociedad organizada en base al patriarcado/capitalismo como forma cultural/económica/política y social, dirigida a la acumulación de poder y capital para unos pocos hombres/blancos/heterosexuales/adultos, y que se sostiene a costa de la precarización de la vida (entendida como la infravaloración de las actividades de cuidado y la mercantilización de los derechos). Sistema que se sostiene en la violencia legitimada y naturalizada, ejercida desde el estado, y en nuevas (y viejas) formas de fascismo que promueven el miedo al otro; además del extractivismo que provoca la destrucción de los recursos naturales, sostén primario de la mantención de la vida en el planeta. […] Todas las luchas dirigidas a cambiar este statu quo integran lo subversivo del feminismo. (3)

Así llegamos al Primer Encuentro Plurinacional de Mujeres en Lucha, asistiendo a diferentes mesas. Y en ese mismo esfuerzo, nos vimos convocadas a participar en el Comité Feminista Santiago Centro que desde la Coordinadora se había armado para aglutinar a las diferentes organizaciones sociales de la comuna de Santiago y preparar el paro del 8M. Desde ahí, y acogiendo toda la energía movilizadora de esos encuentros, con feministas jóvenes y no tan jóvenes, con trabajadoras de la salud y de la educación, con estudiantes y pobladoras, con desempleadas y empleadas, nos sumamos a las actividades previas a la huelga, participamos en el encuentro en la Plaza Bogotá el 23 de febrero y luego en el súper lunes del 4 de marzo. El mismo 8 de marzo, nos convocamos a sacar las actividades de Londres 38 a la calle, abrimos los micrófonos a todos y todas las que quisieran decir algo para luego unirnos a la marcha. Marcha que, ya sabemos, marcó un hito en las movilizaciones posdictatura por su masividad, su extensión territorial, su transversalidad y también por los esfuerzos desmedidos del gobierno de ignorarla y desacreditarla previamente y de cooptarla una vez constatado su éxito y gran convocatoria.

Estos son, sin duda, otros tiempos; son otras formas de lucha las que aparecen. Me sorprende el uso de las redes sociales. Tras una reunión en donde la palabra casi que se gestiona sola, autorregulada por cada una de las compañeras que participan, donde no es necesario avisar que es mejor dejarle el lugar a la compañera que todavía no ha manifestado su opinión, compartimos acuerdos y tareas por whatsapp. Nos apoyamos cuando una compañera no puede participar, conseguimos toldos y equipos de música solidarios, compañeras músicas, las que estampan, las que pegan afiches, reparten panfletos y un poco con sorpresa la actividad se arma, funciona. Hay afecto y casi no nos conocemos… o no todas, pero nos reconocemos en este esfuerzo compartido, circulan corazones violetas, rojos, rojinegros, verdes, puños, flores… todo tipo de emoticones que nos conectan y que señalan que son otros tiempos, otras formas de lucha, que tendremos que aprender a entenderlas, a manejarlas, a combinarlas. Nos desafían en nuestra propia organización, la del Comité, la de Londres 38, en nuestras casas, en nuestras familias y en nuestros trabajos. Podemos y debemos recuperar, reactivar, reinventar otras formas de relacionarnos, basadas en lo colectivo, lo horizontal, lo coconstructivo y la solidaridad, todas prácticas que hemos identificado como feministas antisistémicas y que esperamos se tomen el poder.

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*Codirectora de Tiempo Robado Editoras e integrante de Londres 38, espacio de memorias.

(1) “Iniciada por la permanencia del profesor Carlos Carmona, acusado por acoso sexual y laboral y suspendido por tres meses por falta de probidad administrativa”. https://www.elmostrador.cl/dia/2018/07/09/estudiantes-ponen-fin-a-toma-feminista-en-facultad-de-derecho-en-la-u-de-chile/

(2) La CF8M convocó a la realización de preencuentros en todo el país para preparar el Primer Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan que tuvo lugar el 8 y 9 de diciembre, en dependencias de la USACH. En esos dos días, más de 1300 personas de todo Chile, representando a 307 organizaciones, debatieron y generaron las directrices y objetivos de las acciones a desplegar en el marco de la huelga del 8 de marzo. Organizadas en 20 grupos de discusión trabajaron en torno a los 11 ejes temáticos propuestos, y participaron en diversos y numerosos talleres de formación. Previamente al Encuentro se habían realizado 55 preencuentros en 14 regiones del país (http://londres38.cl/1937/w3-article-101319.html).

(3) Documento interno de Londres 38, espacio de memorias.

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