
Montserrat Castro
Desde la tía Eulalia con su carita de ternura hasta la ejecutiva exitosa con posgrado en una de las universidades que figuran en el ranking THE no se resisten de preguntar (en la cena de navidad o en la entrevista de trabajo) ¿y los hijos cuándo? Como ellos agregan, soy una mujer en edad fértil y después de los treinta la cosa ya no es tan fácil.
Si el reclamo es a la familia, ellos dirán que se preocupan, mientras que el futuro empleador indicará que debe hacer una proyección económica sobre la rentabilidad de una mujer, pero resulta que la pregunta es incómoda y complicada por una razón muy sencilla: no sé la respuesta. Tal vez sería más fácil responder a mi familia “sí, quiero” y a mi empleador “no quiero”, pero eso no quita que me coloquen en una situación difícil: ¿realmente quiero o no quiero tener hijos? O incluso una duda peor: ¿puedo tener hijos?
Las personas no andan por la vida respondiendo preguntas difíciles como si tienen una buena relación de pareja o si se sienten seguros de su sexualidad; por lo tanto, a menos que yo se lo plantee o haya pagado una consulta para hablar sobre el tema, no me pongan en una situación difícil.
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