
Codemu
Esta breve biografía tallada en letras muertas no alcanza a dimensionar la vida de una persona que renunció a los caprichos de la sociedad y supo enamorar sus instintos con su sentimiento a una causa de varios siglos. Matías Catrileo refleja una necesidad de varios jóvenes por alcanzar un mundo mucho más fraterno; son aquellos imprescindibles que inspiran mantener la llama de la esperanza en un mundo que parece cada vez más frío.
Matías Catrileo nació en Santiago, el 11 de Septiembre de 1984. Creció con el amor de su familia, hermanos y amigos, realizó sus estudios de enseñanza básica en colegios en la Comuna de la Florida, y sus estudios de enseñanza media los realizó en el Liceo José V. Lastarria, en Santiago. Matías suspendió el 4to medio a los 18 años y comenzó a estudiar Mapudungun, Guitarra, Filosofía e Historia. Realizó el Servicio Militar en Arica, donde terminó sus estudios.
Matías tenía 20 años cuando llegó a Temuco el 2005 y comenzó a estudiar la carrera de Agronomía en la Universidad de la Frontera de Temuco (UFRO). Comenzó su interés por la situación Mapuche y su preocupación por las zonas de conflictos, y participó en grupos de apoyo a los Presos Políticos Mapuche, tanto en las cárceles como con sus familias. Así comenzó su camino, informándose y leyendo sobre derecho, historia y cosmovisión del Pueblo Mapuche.
En el 2007, Matías declara que “el Mapuche no se concibe sin tierras, la recuperación de estas tierras tienen un sentido profundo que tiene que ver con el reconstruirse como nación, recuperar su autonomía, autogestión”.
El joven fue asesinado el 3 de Enero de 2008. Ingresó junto a otros comuneros, con lienzos y colihues, al fundo “Santa Margarita” del empresario agricultor Jorge Luchsinger, para llevar a cabo una toma del terreno, en la comunidad de Llupeco Vilcun. Minutos después llegó el GOPE, quienes cargaron sus armas y dispararon en contra de los lamngenes (hermanos) con subametralladoras y escopetas. Mientras corrían y se defendían, una bala le llegó a Matías. Al momento de saltar un canal, cayó al agua. Bajaron a verlo, pero la bala había cruzado su cuerpo quedando ya sin aliento. Los demás comuneros comenzaron a amarrarlo con alambre y unas varas para subirlo y poder sacarlo del agua lo más rápido, pero ya Matías estaba muerto… los comuneros comenzaron a correr con el cuerpo de Matías Catrileo mientras los carabineros seguían disparando. Cruzaron cercos, potreros, las balas rozaban la cabeza de los jóvenes, hasta que llegaron a una iglesia donde se cubrieron para que los del GOPE no les quitaran el cuerpo. Mientras ocurría la represión, llamaron a la Radio Bio-Bio dando la noticia de un joven asesinado por carabineros. Pidieron que el obispo de Temuco intercediera para frenar la persecución policial y se respetara las vidas de los jóvenes y así poder entregar el cuerpo para evitar montajes policiales.
Palabras para su vida:
Esta breve biografía tallada en letras muertas no alcanza a dimensionar la vida de una persona que renunció a los caprichos de la sociedad y supo enamorar sus instintos con su sentimiento a una causa de varios siglos. Matías Catrileo refleja una necesidad de varios jóvenes por alcanzar un mundo mucho más fraterno; son aquellos imprescindibles que inspiran mantener la llama de la esperanza en un mundo que parece cada vez más frío.
“No somos chilenos, somos mapuches”, expresaba con intención de resistir el afán homogenizante del Estado. Sin chovinismos baratos, Catrileo daba muestras de instalar una verdadera oda a la diferencia, porque una cultura no se hace con el arribismo de 200 años, sino que es una consecuencia de un proceso social de miles de años. No por nada las corrientes racionalistas pierden cada vez más peso para comprender la sobrevivencia de pueblos ancestrales. La diferencia para resaltar el “nosotros” que se perdió en el “yo” consolida su vida. Su comportamiento se movió en etapas cortadas ya que nunca se sintió cómodo en la ciudad, sin embargo la armonía de su pensamiento era la obra perfecta de su ser ancestral. Por eso nunca le obedeció a la imposición de la sociedad. Un amigo decía que Catrileo no quería morir o por lo menos no era su intención, sin embargo, siempre puso su mejilla por luchar por los demás. Por eso sabía que podía irse con los kuifikecheyen (los ancestros) y así lo hizo.
Se podría escribir una serie de pensamientos poéticos para describir su vida pero solo se rescatará un valor esencial en la cultura mapuche y en muchas otras del mundo. Con humildad, Catrileo nunca quiso figurar en el circo de los medios, nadie sabía de sus pasos en juventud y si hoy día le escribimos es para mantener su recuerdo vivo ya que se necesitan luces de reminiscencia para estar de pie en medios hostiles para instalar la diferencia. Catrileo fue uno solo, pero hay más de su persona en las comunidades que siguen demostrando a todos los mapuche que es posible creer en un mundo mucho más humano.
—- —– —–
Fuentes:
http://www.matiascatrileo.cl/catrileo/archivos.php?doc=32
Comentarios
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Leave a Reply