
Carolina Letelier Salgado*
Desde pequeña me interesó saber de mi procedencia y cuando supe que era negra despertaron en mí las ganas de rescatar lo perdido. Desde el 2001 hemos venido rescatando el Tumbe o Tumba, ritmo y danza afroariqueña, manteniéndolo y difundiéndolo en la región. El movimiento afro en Arica y las distintas agrupaciones que hoy existen luchan por el reconocimiento estatal. Personalmente, lucho y visibilizo mi cultura a través del baile.
De no haber sido por algunas compañeritas del colegio que me lo preguntaron, jamás se me hubiese ocurrido preguntarle a mi madre por su pelo negro mota y su lindo color de piel; por esos rasgos tan propios, tan familiares, que tenían todos aquellos que saludaba en la calle, familiares o amigos. Ariqueños netos: gente morena.
Saber por mi madre que su abuela era descendiente de africanos esclavos que habían llegado en barco, movilizó en mí las ganas de tener mayor conocimiento acerca de mi ascendencia y generó también un sentimiento de infinita alegría por tener pertenencia con la identidad de la gente morena de Arica; a quienes años más tarde y en el marco del proceso de reivindicación llamamos afroariqueños. Si bien la esclavitud fue un negocio horroroso, y el proceso de chilenización lo fue igual o aún más –cuando Arica queda bajo soberanía chilena y todo lo negro pasó a ser un elemento a exterminar por ser asociado a raíces y manifestaciones peruanas–, mi alegría y energía se centraron en utilizar esta fuerza heredada por mis ancestros para hacer justicia a través del rescate y difusión de una cultura casi perdida. Esta cultura debía visibilizarse en el país, en este Chile multicultural que no todos reconocen y muchas veces se invisibiliza, porque hemos crecido en una sociedad sumamente clasista y racista.
Durante toda mi niñez y adolescencia crecí orgullosa de saber el mestizaje que llevo dentro, y no fue hasta el año 2001, cuando nació el movimiento afrochileno en Arica, que tomé acciones más concretas para aportar al rescate, difusión y visibilización de la cultura afroariqueña. Es así como aparecen las comparsas de Tumbe o Tumba en nuestra ciudad. En este proceso, del cual fui partícipe desde sus inicios, se recogieron las narraciones de la gente mayor, lo que recordaban de sus abuelos y lo que estos pudieron mantener en el círculo más íntimo para no sufrir las brutalidades de la chilenización. En base de estos recuerdos y haciendo alusión a las actividades más características que los afrodescendientes desarrollaban en el Valle de Azapa, fue que comenzamos a recrear musical y dancísticamente lo que desde el año 2002 se conoce como Tumbe o Tumba.
Hoy como Directora de baile de Comparsa Tumba Carnaval miro hacia atrás y veo cómo hemos crecido en participantes y en recreación del género, cómo la cultura también evoluciona sin perder de vista lo que recuperamos y trabajamos a diario para mantener en el tiempo, para que nunca más se niegue la presencia negra en nuestro país.
Es preciso señalar la importancia que ha tenido la creación de las comparsas de Tumbe o Tumba en el proceso de autoreconocimiento de los afroariqueños y cómo su aparición y sus manifestaciones han sido el principal enganche de autoadscripción a la cultura. Esto último es lo que se ha visto en la experiencia durante estos 11 años, desde el 06 de enero de 2003, día en que sale por primera vez a las calles de Arica una comparsa afroariqueña, en el marco del proceso de reivindicación. De ahí en adelante, la ciudadanía nos comenzó a seguir y a identificarse con nosotros, aún no siendo descendientes, por el fuerte lazo que existe con la cultura afroariqueña. Por el solo hecho de vivir en determinado sector de Arica, característico de gente morena, y haber crecido allí, ya tenían incorporada esa identidad. Es importante señalar que Arica es una ciudad tremendamente cosmopolita, donde conviven descendientes de italianos, chinos, croatas, libaneses, afrodescendientes, aymaras, entre otros. Pero el denominado ariqueño neto, ese que se proclama como tal y que tiene costumbres arraigadas tan propias de nuestra ciudad, como dormir siesta, ir a la feria dominical, comerse un buen picante o papitas a la huancaína a la ariqueña; ese se identifica con nuestros ritmos, nos sigue y en muchas ocasiones revisa el árbol genealógico hasta que encuentra el componente negro dentro de sus orígenes, para terminar reconociéndose como afroariqueño.
Cuando se inició el movimiento negro en Arica, los principales objetivos decían relación con el rescate y difusión de la cultura, promoción de la tolerancia y la no discriminación. Estos potentes conceptos fueron adquiriendo cuerpo en el tiempo y desarrollo del movimiento. Es así que, si bien para las generaciones de nuestros abuelos era difícil asumir la ascendencia negra por la fuerte discriminación que esto significab –repercusión de la mala campaña que se le hizo durante la chilenización– desde 2003 en adelante las generaciones más jóvenes asumen con orgullo su pertenencia étnica. Hoy en día esta reivindicacion, junto al trabajo que desarrollan las organizaciones afroariqueñas, ha logrado que la Tumba o Tumbe se haya incorporado dentro de los establecimientos educacionales como baile propio de nuestra zona. Con esto se demuestra cómo la sociedad civil organizada en torno a la temática afrodesendiente ha sido capaz de tener incidencia en ciertos soportes institucionales como la escuela. El camino ha sido a partir de las bases, de la participación de las personas, porque en las mallas curriculares aún no aparecemos. Esta es una de las razones por las cuales buscamos el reconocimiento estatal de nuestra cultura: poder tener presencia en los espacios de aprendizaje como son los establecimientos educacionales, aparecer en los libros de historia e incorporar como parte de nuestros bailes nacionales el Tumbe o Tumba.
Hoy día los afrochilenos reclamamos y exigimos el reconocimiento social, político y cultural de nuestra etnia, presencia negada por tanto tiempo. Las acciones que hemos llevado a cabo como movimiento son infinitas, pero aún no se logra dicho reconocimento, ni siquiera se nos ha considerado para contabilizarnos en el censo nacional. En dicha instancia la opción con la que contamos cuando se pregunta acerca de etnias es “otros”, es decir, estamos completamente invisibilizados. No han pensado siquiera que esos “otros” somos varios y no solo en Arica, sino en varias regiones más, como la primera, la cuarta, la quinta, la séptima y la Metropolitana, por nombrar algunas. Además, descendemos de quienes fueron un aporte fundamental al país en términos comerciales, culinarios, agronómicos, deportivos, políticos, incluso siendo carne de cañón en varias batallas. Pero seguiremos insistiendo con las distintas formas que utilizan las agrupaciones afrochilenas, en lo personal con el ritmo del Tumbe, hasta que las voluntades políticas existan para reconocer nuestra cultura.
El concepto jurídico es afrodescendiente, pero personalmente me identifico como afroariqueña por todo el sentido localista de la palabra. Donde voy difundo nuestra cultura, llevo 12 años bailando de corazón y transmitiendo Tumbe, y lo seguiré haciendo porque me llena de alegría y es la forma que tengo de visibilizar lo que somos y de dónde venimos. Entrego Tumbe!!, siempre y tremendamente orgullosa de ser Afroariqueña.
* Carolina Letelier Salgado es afroariqueña, Trabajadora Social, precursora del rescate del Tumbe Afroariqueño, fundadora y actual Directora de baile de Comparsa Tumba Carnaval.
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