
Marco Saldaña Soria
Fotografías por Eduardo Valdez
Cerro de Pasco es una de las ciudades más altas del mundo, ubicada a 4,300 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de los andes del Perú.
Desde tiempos precolombinos se extraía minerales en los alrededores de Cerro de Pasco, pero en el año 1630 fue descubierto un yacimiento de plata que propicio el inicio de un nuevo asiento minero y la llegada de miles de forasteros de todo el mundo.
“La Ciudad Real de Minas” fue creciendo y cobrando una real jerarquía a fines del siglo XVIII, convirtiéndose en el productor de plata más grande de Sudamérica, después de Potosí (Bolivia), y consolidándose a lo largo del siglo XIX como el más importante centro minero de la Republica del Perú.
Con el tiempo la minería de plata cambio por la de cobre, plomo y zinc, actualmente principales productos de la mina. Compañías transnacionales como la Cerro de Pasco Corporation (U.S.A.) fueron tomando el control y el domino de la ciudad hacia 1903, fecha en la que se incrementaron y profundizaron las operaciones de excavación, pero es hacia finales de los años 50 cuando se empezó a cambiar radicalmente el espacio urbano de la ciudad con el método del ¨Tajo abierto¨. (1)
El tajo abierto de Cerro de Pasco conocido como “Tajo Raúl Rojas” (antes “McCune Pit”) mide alrededor de 2 km de diámetro y es un método de extracción minera que permite abaratar los costos y aumentar la productividad de la mina. Con el tiempo varios tajos se fueron uniendo, creando un único gran agujero en el medio de la ciudad, devorando y violentando todo lo que encontraba a su paso, destruyendo viviendas, arrasando la memoria histórica del lugar y obligando a sus habitantes a vivir en una geografía apocalíptica y gris que los mantiene en un constante desplazamiento, llevando a los pobladores y a la urbe al borde de un precipicio voraz que se alimenta del consumo que vivimos diariamente en nuestras sociedades de consumo capitalista.
A todo esto se suma los altos índices de contaminación de plomo, zinc y cobre en el ambiente y la falta de tratamiento del agua, lo cual afecta la sangre de los pobladores, produciendo trastornos en el aprendizaje, apatía, enfermedades crónicas, etc. Muchos jóvenes y sobre todo niños han resultado enfermos gravemente y ha cobrado la vida de inocentes, dejando como telón de fondo una realidad dura en la cual la irresponsabilidad de las compañías mineras, con un gobierno que fiscaliza poco o nada los abusos laborales hacia los trabajadores de la mina y el daño que se genera en el ecosistema, esta mezclado con la apatía diaria que condiciona a los pobladores en el sentido de que si la mina se va, la ciudad se estanca, justificando toda acción en nombre del ¨progreso y desarrollo¨.
¿Qué responsabilidad debe asumir un artista en medio de una realidad como esta?
El encuentro de arte urbano AFUERA desarrollado en Cerro de Pasco en julio del 2012 surgió como una iniciativa independiente y sin fines de lucro por parte de artistas urbanos y promotores culturales, Marco Saldaña Soria y Máxim Holland quienes en primera instancia, cansados de ver como el arte urbano se convierte en una herramienta más para el mercado de las marcas publicitarias, decidieron dar vida a una plataforma de comunicación que reunió artistas nacionales e internacionales, con el objetivo de pintar murales y desarrollar acciones in situ que inciten a la reflexión en las calles de uno de los pueblos más afectados por la minería en el Perú, y quizás en el mundo.
Es imposible visitar este lugar y no reaccionar de alguna manera ante la imagen apocalíptica del enorme tajo abierto en el medio de la ciudad, sirviéndonos todas las implicancias sociales y ambientales que rodean este escenario frio e inhóspito de los andes peruanos, como base para estructurar la columna vertebral de un proyecto autónomo que, a través del espacio público, tuvo como uno de sus objetivos principales el democratizar y descentralizar el acceso a la cultura.
La organización de AFUERA no tuvo un posicionamiento político anti–‐minero. Fuimos y somos conscientes que la ciudad subsistía de la minería y que nuestras acciones simbólicas en el espacio urbano corrían el riesgo de ser mal interpretadas como actos vandálicos que buscan entorpecer el desarrollo del país; incluso ser tildados de “terroristas” por intereses particulares, tomando en cuenta el contexto social del Perú en la actualidad, donde la mayor cantidad de conflictos sociales se deben a la complicada relación entre el estado y el pueblo con las compañías extractores, dígase mineras, petroleras, etc.
Nuestra visión abarca la autonomía y la independencia de comunicación, razón por la cual evitamos cualquier tipo de apoyo de marcas comerciales y empresas privadas que le quitaran autenticidad al proyecto. Es así como se obtuvo únicamente el apoyo de instituciones culturales y un crowfunding llamado Kick Starter, plataforma de donaciones de personas de todo el mundo a través de internet, que permitió llegar a la suma necesaria para brindar a los artistas convocados alojamiento, transporte, comida, materiales, etc.
La previa investigación de los antecedentes históricos y la realidad del lugar sirvieron como motor inspirador para los artistas, quienes fueron convocados por la organización para desarrollar propuestas y acciones concretas en el espacio urbano de Cerro de Pasco, planteando diferentes miradas y acercamientos a la problemática. Ishmael Randall, por ejemplo, inauguró el Museo del Revale en un domo encontrado en el distrito de Simon Bolivar. El trabajo de Randall consistió en una selección meticulosa de una serie de desechos que encontró en la ex laguna de Quilacocha, hoy deposito de minerales tóxicos, todos estos objetos que evidencian una Arqueologia del desecho, fueron categorizados y mostrados a la población en un espacio abandonado en el medio del casco urbano. Elizabeth Lino, autoproclamada como La última Reyna de Cerro de Pasco (natural del lugar), vestida de Reina de belleza en una acción emotiva y llena de lamento, lideró una sepultura a un cuerpo putrefacto (la ex laguna de Quilacocha), acompañada de músicos que tocaban melodías tradicionales de la región, acompañada de una comitiva de treinta personas de diversas edades. Daniela Ortiz (Perú) y Xose Quiroga (España) buscaron a través de la página web de la Bolsa de Valores de Lima, los nombres de los gerentes y directivos de la minera VOLCAM. Con ayuda de guías telefónicas e información pública de la SUNAT ubicaron las casas de estas personas en los distritos más exclusivos de Lima, tomándole fotos a las fachadas para posteriormente ampliarlas y empapelarlas en las casas de los trabajadores de la misma mina, colocando en cada imagen las iniciales y el cargo en la empresa del dueño.
En las paredes de la ciudad los murales marcaron una contundente presencia. Olfer Leonardo rindió homenaje a Silveria Tufino, lideresa y mártir de la lucha campesina de la recuperación de tierras en los años 60´s en el pueblo de Rancas, historia póstumamente escrita por el gran escritor peruano Manuel Scorza (1928–‐1983) en el libro Redoble por Rancas. Scorza relata la lucha silenciosa de los campesinos en los andes peruanos en contra de la compañía minera de ese entonces, la Cerro de Pasco Corporation, lucha social que posteriormente inspiro la reforma agraria del gobierno militar de Velasco Alvarado en el año de 1974.
Artistas urbanos internacionales como Bastardilla (Colombia) y Escif (España), también dejaron su huella en diversos espacios así como Decertor, Jade, Eduardo Valdez, Susie Quillian, Ninya, INK y Elliot Tupac, que escribió la frase “Tu Indiferencia también contamina”.
Citando a Elizabeth Lino se podría intentar definir la complejidad de las acciones de estos Artistas como “lo analítico poético”, “la reivindicación de la memoria” y “la denuncia”(2)
El artista comprometido con lo social a pesar de su calidad humana altruista y entusiasmo particular, tiene limitadas posibilidades de generar un cambio radical en la sociedad y transformar ordenes establecidos que datan desde los inicios de nuestras republicas Oligárquicas, quienes junto a grandes transnacionales tienen hoy en día el control de nuestros países y recursos. Sin embargo; intentando responder el cuestionamiento planteado líneas arriba, los Artistas poseemos herramientas y lenguajes que permiten hacer notorio problemáticas sociales desde un orden simbólico, sensibilizando a la sociedad, planteando diálogos y reflexiones en aquellos espacios urbanos heridos por el zaqueo y la desigualdad, dispersando semillas en la población y asumiendo la responsabilidad de nuestro papel como comunicadores en la sociedad, estableciendo redes de colaboración en un activismo cultural autentico y comprometido.
No creemos que nuestros objetivos hayan sido totalmente cumplidos, creemos que aún hay mucho por aprender y que un trabajo mas integrado con la población habría sido clave para generar una mayor sostenibilidad del proyecto, sin embargo es importante recalcar que esto es un inicio, el inicio de un largo camino en el cual AFUERA busca posicionarse como una plataforma que busca la descentralización, acudiendo cada año a diversos espacios que como CERRO DE PASCO muestran una herida abierta y una problemática que desde el ARTE público es necesario enfrentar.
——————————————————–
(1) Consulte Cerro de Pasco: Historia y Espacio Urbano por Federico Helfgott, elaborado para el proyecto AFUERA en http://marcosaldana.com/2012/11/1486/
(2) Consulte Texto escrito por Elizabeth Lino para AFUERA en la casona 80m2 en Barranco, Lima/Perú http://marcosaldana.com/2012/11/1477/
Comentarios
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Leave a Reply