La filiación y la conyugalidad en tensión. Fragmentos de un texto dramático.

Consuelo Araos, socióloga. Catalina De la Parra, teatrista. Carolina Herrera, actriz.

En memoria de Luis Segovia, el ‘Chicho’

 

En las siguientes páginas exponemos fragmentos de la obra de teatro La Malamadre. Esta fue creada por Catalina De la Parra y Teatro Suple a partir de las entrevistas realizadas por Consuelo Araos en el marco de una investigación sobre familias allegadas[1]. El proyecto de teatralizar un trabajo sociológico nació de la intuición de que detrás de esta forma de habitar no solo habían razones económicas y estrategias familiares sino, incluso en medio de la pobreza material, también una valoración y una comprensión dramáticas de lo que significa hacer familia en nuestro país. Se trata, así, de un modo cotidiano de construcción espacial, temporal y social de las distinciones entre lo familiar y lo extraño, lo sólido y lo frágil, lo amado y lo odiado, lo que se debe resguardar y lo que se debe sacrificar. Habiendo escrito ya algunos artículos sobre las implicancias de este intercambio interdisciplinario, esta vez quisimos dejar que el texto dramatúrgico y las imágenes de la puesta en escena hablaran por sí mismos. Nuestra intensión es, simplemente, que estos cantos, diálogos, monólogos e imágenes pongan en movimiento las propias experiencias de los lectores sobre lo que significa ser madre, padre, hijo o hija, pareja, hermano o hermana…

(Escena 1)

Todos los personajes cargan con los objetos y ropas con los que después construirán la casa y sus límites. Una de las hijas carga con una planta que popularmente es llamada la “Mala madre”, la cual se caracteriza por producir nuevas plantas, idénticas pero diminutas, que cuelgan de sus hojas y que por sí solas no pueden desprenderse. Mientras cantan, rodean a la Mameña, que está sentada al medio del escenario.

 

Imagen 1: planta la “mala madre”

(Lamento)

Ay Lamento Ay Lamento

A mi Mameña le duele

To le duele to le duele.

Los brazos pesados le duelen

Las piernas cansadas le duelen

Cuando le hablo le duele

To le duele to le duele

Se quedó ahí sentada

tapaita hasta el cogote

la taza de té en la mano

mirando sin mirar na.

Le chuparon la sangre,

la carne con los huesos

Hasta el aire le chuparon

To le duele to le duele.

El doctor la vino a ver

el problema era el azúcar

tanta azúcar que nos dio

tanta azúcar que guardó

A mi Mameña le duele to.

Mi Mameña no se mueve

No quiere hablar ya no come

Qué le pasa a mi Mameña

To le duele to le duele

Si se muere mi Mameña

Sentadita donde está

La taza de té en la mano

Mirando sin mirar na

¿Qué va a pasar con nosotros?

(Escena 5)

 

Los actores reparten los muebles por el espacio construyendo primero el límite exterior de la casa y luego sus divisiones internas, las cuales son precarias, móviles, temporarias. Luego llenan la casa de objetos que cumplen muchas funciones cotidianas al mismo tiempo, llamados “suples”.

 

Imagen 2: construcción de la casa (ensayo)

 

Imagen 3: “suples” (altar botiquín, escalera portátil, trono, water-cajón)

 

(Parte 6)

Mameña: Acá adentro vivo yo con mi marido y mi hijo Sujito. Un poco más allá vive mi hija Estrella la Chirley, y su nieta Grace.

Estrella: Los de acá adentro hacemos todo juntos ¿cierto mamita?

Mameña: Mi segundo hijo, el Erik, está independiente allá atrás. La familia del Erik son cinco, él, su esposa la Ruth, y los tres hijos que son grandes, adultos.

Estrella: El Erik no saluda, su esposa, la Ruth, tampoco.

Gloria: Mi hermano es más separado, él es igual que una pared, él todo pa él no más.

Estrella: Los nietos no le hablan a mi mamá, se enojaron, ellos pasan no más.

(…)

Gloria: Y mi mami es demasiado blandita de corazón ¿Por qué está ahí mi hermano y no lo puede sacar?¿Por qué no lo echa?¿Por qué no lo echa?

Mameña: Ellos compran auto, equipo, frigideres, lavadoras grandes… Trabajan los cinco, todos, y además se van donde la suegra, donde la mamá de la Ruth, se van por semanas, entonces ¿cómo no han tenido plata? Pero pa nosotros no tienen plata, ni pal pan aportan. Las cosas son así, los nietos nunca me han dicho, abuela toma, ahí tenís.

(Escena 11)

Gloria: La Estrella vive allegada aquí hace como veinte años, desde que se separó.

Estrella: Yo me allegué a mi mami. A veces pienso que si a mí me hubieran empujado más, quizás hubiera salido de nuevo. Pero ya no. Si me voy ahora, sería igual no más, estaría más sola no más, más triste, las cosas no mejorarían, no siento deseos de cambiar esto. Yo hago la vida aquí tranquila, no tengo obligaciones (…).

Mameña: Vive allegada aquí hace como veinte años, a veces me dice…

Estrella: Mamá, es que no tengo marido.

Mameña: Y yo le digo: hija, por qué tienes que esperar a tener marido para ser alguien en la vida, ella a todo le echa la culpa con eso, y qué quiere que haga yo, si tiene a sus hijos grandes, adultos. Yo le digo que la mujer que está sola es porque quiere estar sola.

 

(Escena 12)

Entra Erik por la entrada de la casa con un cambucho de papel grande, amarrado con una pita. Entra a la cocina saca unos platos y tenedores sale de la cocina, todos miran el paquete atentamente.

 

Erik: (tratando de sacar el salero de la mesa) Permiso

Estrella: Bah, ¡y este está hablando ahora! (Gloria toma el salero)

Erik: Me tengo que llevar la sal.

Gloria: (Tomando el salero) Y pa onde

Erik: Pa arriba po

Estrella: Que tení ahí (indica el cambucho)

Erik: Que te importa

Mameña: ¿No van a comer acá en la mesa?

Erik: No. La Ruth se siente mal. Pásame la sal Gloria.

Mameña: Ya hija pásele la sal no más.

Gloria: Contéstale a la Estrella po. Que tení ahí.

Erik: Chuta que son metías, uno no puede hacer nada privao aquí, too lo preguntan.

Chirley: Es que huele rico po tío.

Estrella: ¡Tu cállate Chirley! ¿Sabí qué? (prueba la sopa) mmmm, a esta sopa también le falta sal.

Erik: Bueno pero hay que compartir ¿o no?

Mameña: Pásele no más el salero mijita.

Estrella: (Se pone de pie, le quita el salero a Gloria) No po mamita, no se lo vamos a pasar na. ¿Así que hay que compartir? ¿Y voh? ¿Voh ya no compartís con tu familia, tu mamita, tu papito, tus hermanas, tus sobrinos? ¿Te acordai cuando te sentabai acá en la mesa pa navidad? ¡Que tení ahí po Erik!

(…)

Estrella: (Al público) Me hubiera gustado decir too eso. Me hubiera encantado. Pero lo que pasó fue que el Erik entró a la casa con ese tremendo paquete blanco que olía como a carne, a chancho, a pollo, o a pavo, nos pidió el salero, con la pura cara, no dijo na, y nosotros se lo pasamos no más. El Erik se fue a su pieza y nosotros nos pusimos a comer la sopa, bien callaitos.

 

(Escena 13)

Actor 1: El Lucho no habla. Y no es que no tenga carácter. No es eso. Tampoco es que no tenga nada que decir. El Lucho aparece un día en la vida de la Mameña y no se separan más. Sabe que durante mucho tiempo hizo lo que quiso y nadie le decía nada. Siente que su pasado lo condena, siente que las borracheras, las escapadas, las peleas, las sacadas de cresta a su mujer y sus hijos le pesan. Cuando nació el Sujito, con los ojos chinitos y la cara redonda, la Mameña no lo supo querer. El Lucho estaba en la botillería y el doctor lo mandó a buscar para que conociera a su hijo recién nacido. Cuando entró a la sala del hospital, el doctor le pasó la guagua. Entonces el Lucho y el Sujito se quedaron mirando por mucho tiempo.

Actriz 1: Y ahí fue el milagro.

Actor 1: Dicen que al Lucho, mirando a su guagua, le cambiaron los ojos, se le pasó la borrachera y no volvió a curarse más. Ese día tomó al Sujito entre sus brazos y no lo soltó nunca más. El Sujito hizo el milagro, el Sujito lo salvó. El Lucho no habla. Las mujeres de la casa le pasan por encima, no porque no lo quieran, pero sí porque no lo ven. Están tan ocupadas en sus vidas y la de los demás, que no lo ven. Pero él es una gran presencia, nadie lo mueve, nada lo perturba, un moai que contempla su mundo. Eso sí, cuando tiene que parar el carro, pega un solo ladrido y todos los demás se quedan callados.

 

(Escena 20)

Mientras hablan las mujeres se trenzan el pelo. Erik descansa sobre las piernas de su madre.

 

Imagen 4: escenas cotidianas

 

(Escena 22)

Todos duermen, luz baja, Gloria sale de su pieza muy lento. Sale al comedor, toma varias cosas y se las va colgando en el cuerpo: Una lámpara, una caja de madera, el televisor, una planta. Se acerca a la puerta lento. Estrella se despierta. Abre la puerta de su pieza, ve a Gloria.

 

(Escena 23)

(Cumbia)

Salí del huevito

Seguí pajarita

Pegada a la pechuga

De mi mami mamita

No sé lo que es sufrir

Los que salieron sí

Muchos vecinos me decían

¿Cuándo te vai de la casa?

Muchos vecinos me decían

¿Cuándo te vai, cuándo te vai?

Me entraba por aquí

Me salía por allá

Todo se repite en la vida

todo

todo es circular, todo es circular

Todo se repite en la vida

todo

todo es circular, nada va a cambiar

Ahora le digo yo a mi hija

Tení que surgir, tení que surgir

Pero ponle un poco de tu parte

Te juiste a trabajar, basta de pechar

Le entraba por aquí

Le salía por allá

Junté mi platita

Volé de esa jaula

Toda mujer quiere

Tener su propia casa

Pero es cuestión del hombre

Tener pa todo el mes

Todo se repite en la vida

todo

todo es circular, todo es circular

(Escena 25)

Mameña: Un día, la Gloria se fue.

Gloria: Es que ya estaba muy estrecha nuestra casa.

Estrella: Así de un día pa otro, se fue.

Gloria: Es que nos estábamos apretando.

Mameña: Pa callao se fue.

Gloria: Yo me había ido comprando de a poco cosas, callaítos, y nos estábamos apretando, teníamos que salir de ahí.

Mameña: Se fueron pa callao.

Gloria: Pero no hay día que yo no venga para acá.

Mameña: Se fueron. Se fueron pa callao.

Gloria: Yo vivo pasando pendiente, no puedo dejar de venir.

Mameña: (para sí) No me saludaban casi, como retirándose, y yo sentí eso, lo sentí, lo sentí. Pero me faltó a mí racionar, que se hablara la cosa.

Gloria: A mí me daba plancha irme, o sea miedo. Porque el Erik sufrió, la Estrella sufrió. Todos han sufrido estando lejos.

Mameña: Yo pienso que cuando ellos se empezaron a irse empezaron a estar silencioooosos, cada uno en su pieza así, guardaban cositas, estaba ya la cosa hecha ya…

Gloria: El José decía que no podíamos surgir porque estábamos apretados. Pero me da rabia, porque no aprovechamos cuando estuvimos aquí, de ahorrar mucho más.

Mameña: Yo no tuve ninguna cosa bonita del José, no, al contrario. El José no se despidió de mí, el José agachaba la cabeza, igual que voh.

 

(Escena 28)

Los personajes bailan con Mameña, todos quieren bailar con ella, se la pelean, la Mameña habla mientras baila.

 

Mameña: (en monólogo) Me dicen que tengo la culpa yo, porque no los eché. Es que me falta esa capacidad, si yo los hubiera echado tendría mucha rabia, mucha rabia, estaría muy amargá en la vida. Si mis hijos dejan la casa me sentiría más desahogada, más tranquila, pongamos que no tengo dónde colgar ropa, ahora tendría, podría poner una terraza, dar vuelta la casa pa atrás, y adelante arreglarlo con un jardincito, porque estoy muy estrecha. Mi pieza está estrecha, tengo que estar metida toda la vida ahí, en el mismo lugar, y los demás igual, amontonados, amontonados, no luchan por su vida, no luchan por sí mismos. Me dicen que tengo la culpa yo, porque no los eché. Yo siento que todos los que están en mi casa son aprovechadores de nosotros, porque ellos tienen cosas que no deben de comprar, no teniendo dónde tener sus cosas. Zapatillas, televisores, computadores, sillones, frigideres, equipos de música. Me dicen que tengo la culpa yo, porque no los eché. Es que yo no soy pa echar, no sé si hice un bien o un mal, no sé ¿qué es lo que hice? (silencio) ¿qué es lo que hice? Ellos nunca me preguntaron si yo quería, nunca. No sé ¿qué es lo que hice?

 

Lucho sienta a Mameña en la silla. Ella, cansada, cierra los ojos.

 

(Escena 29)

Los actores describen con palabras las acciones que van representando de forma simultánea.

 

Actriz 3: Suelta la taza de té que tiene en la mano, la tasa se cae.

Actor 2: No se rompe, pero suena fuerte. Suena en toa la tierra.

Actriz 3: Los hijos, los nietos, los bis nietos escuchan el ruido y corren para ver lo que pasa.

Actriz 2: La Gloria lo oye desde su casa nueva, y llega corriendo.

Actriz 3: Cuando la ven ahí, tan quieta, tan callaíta… tan muerta, la Estrella pega un grito largo y agudo.

Actor 1: El Lucho no dice nada y le saca los zapatos.

Actriz 4: La Chirley le toma la mano, el Sujito le da un besito.

Actor 2: El Erik dice algo que nadie escucha y la Gloria se pone a llorar.

Actriz 2: Y ahí es cuando el ruido vuelve como desde el fondo de la tierra hasta la casa. La casa se empieza a mover pa los laos.

Actor 1: Primero más despacito y cada vez más fuerte. Las cosas se empiezan a caer al suelo de a una y se rompen.

Actriz 4: El computador, el frigider, el macetero, el jarro de jugo, la virgencita.

Actor 2: El techo retumba, y de un guaracazo escuchan como se cae el segundo piso, en el patio de atrás.

Actriz 3: La Estrella pega otro grito, pero apenas se oye con el ruido que hacen los pedazos de techo que se caen al suelo.

Actriz 2: No saben si correr o quedarse quietos, si salir o quedarse adentro.

Actor 1: Otro golpe fuerte, es la pieza de la Mameña, las paredes caen hacia adentro y aplastan las dos camas. El polvo no los deja verse.

Actriz 4: La Grace se pone a llorar, eso sí se escucha, fuerte, muy fuerte.

Actor 1: El Lucho llega a ella a tientas y la toma en brazos para tranquilizarla y ¡paf! otro guaracazo, todo el techo de la pieza de la Estrella en el suelo, ya todos están gritando.

Actriz 4: Menos el Erik que trata de sujetar a la Chirley pa que no entre a la pieza.

Actor 2: De repente el movimiento se detiene (pausa) lo poco que queda de casa se aquieta.

Actriz 2: Todos se quedan mirando cómo una nube grande de polvo blanco sube al cielo y se pierde en el infinito. Todos se quedan oyendo cómo un silencio enorme, absoluto, los inunda y vacía, al mismo tiempo.

(Escena 30)

Se oye la música mientras la Mameña se levanta y baila sola.

 

Imagen 5: cueca de la Mameña muerta

(Cueca)

Mi vida ya me duele el pensamiento

Mi vida qué culpa tuviera yo

Mi vida qué culpa tuviera yo

Mi vida ya mi voz ya se oscurece

Mi vida ya el dolor me superó

Mi vida ya me duele el pensamiento

Le chuparon la sangre

Más no pudieran

A llorar a otra parte

Mi vida pobre Mameña

Le chuparon la sangre

Más no pudieran

Pobre Mameña ay sí

Como ella sola

Te ganaste el respeto

Mi vida por luchadora

Ah muerto la Mameña

Mi vida tan dulce y bella.

FIN


[1] La creación de la obra se realizó en el marco de los Laboratorios Teatrales UC entre 2009 y 2011. La escritura del texto dramatúrgico contó con el Premio Iberescena 2011. La puesta en escena ha sido presentada en diversos teatros nacionales a partir del año 2011, año en el que la obra ganó el Festival de Dirección Teatral de la Universidad de Chile.

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