
Carolina Garay Orellana
Una de las prácticas más comunes de buena crianza o de buena educación, está sabiamente ejemplificada en el refrán “No muerdas la mano que te da de comer”.
Esta frase manifestada explícitamente por los empleadores (la he escuchado en vivo y en directo) o implícitamente por quienes ejercen el poder en una institución, obliga o por lo menos intenciona en los trabajadores y trabajadoras una especie de silencio sepulcral con respecto a todas las medidas y situaciones que se dan en dicha institución, aunque estas sean de un desparpajo tremendo o de una absoluta incoherencia.
Tal parece que quienes escuchan esta frase la aceptan, pues “nadie dice nada”. Muchos y muchas de quienes callan tienen enraizado en sus genes la idea de “ofensa”. Si es que no están de acuerdo en algo simplemente asumen que “ellos son los jefes y saben lo que hacen” o, peor aún y más indigno, reconocen que “si hablo me quedo sin pega”.
Es interesante analizar cómo este comportamiento es parte de nuestra supuesta “formación integral”: no podemos cuestionar a un profesor o profesora, no podemos cuestionar a nuestros padres, menos podemos cuestionar a nuestros jefes o jefas. “Es feo”, “eso no se hace”, “hay que escuchar y aceptar”. Creo firmemente que nuestra disidencia verbal, especialmente en las reuniones, es una lúcida muestra de diálogo abierto y pluralismo. Si el empleador no puede tolerarlo, claramente el problema y la opresión encubierta es responsabilidad de él o ella, pero no por eso uno va a permitir que se vulnere su libertad de opinión. Ahora bien, si uno no se puede manifestar individualmente, se debe organizar un grupo sindicalizado, para que entonces la directiva pueda manifestar abiertamente (y sin temor) las opiniones de trabajadores y trabajadoras. Así, aunque su jefe sepa lo que usted piensa, por lo menos “usted” no queda tan mal o tan expuesto o expuesta. Lo importante es saber que mi opinión es tan válida como la de cualquiera, aunque jerárquicamente alguien sea superior a mí en un momento y lugar determinado.
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