
por Rosario Carmona**
Algo que me llama la atención, a propósito de la discusión que se ha instalado en torno al cambio de Constitución, es que no se ha posicionado un discurso en torno a la diversidad cultural de Chile, una discusión, por ejemplo, sobre una Constitución plurinacional.
El tema indígena en particular no es un tema país, y al no ser un tema país, no está considerado en la agenda. Desde ahí partimos mal, salvo por situaciones muy puntuales, ya que lo que se instala en la agenda son situaciones que se tipifican de terrorismo, allanamientos, muertes como la de los Luchsinger, Carabinero Albornoz o la muerte de algunos hermanos como Catrileo, Lemun, Mendoza Collío. Pero de ahí no pasa, el tema de la propuesta política es limitado, el mismo tema del derecho a la consulta no es tema país. Es algo que se está discutiendo con los consejeros indígenas, algunos representantes, pero no pasa más allá de eso.
¿Esos consejeros indígenas son los que hoy están en la llamada Mesa de Consenso?
Claro, son ocho, elegidos por la vía popular, bajo la Ley 19.253 (Ley Indígena) y la institucionalidad, en este caso la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, la CONADI. Más representantes que designa el gobierno y una persona que encabeza ese consejo que es el director de la CONADI. De esos consejeros indígenas algunos son pro gobierno. Entonces, cuando se toca un tema particular, el movimiento indígena se ve perjudicado, ya que es poca la incidencia que se tiene, las competencias y el campo de acción son muy limitados.
Ese es un punto. Cuando aparece el tema indígena en los medios, por lo general es respecto al Pueblo Mapuche y su criminalización.
Claro, todo se focaliza en la Araucanía, pero existe una heterogeneidad que no se considera, que tiene que ver con los diferentes Pueblos Indígenas que están a lo largo del territorio, y la propia diversidad que existe dentro de ellos. De hecho, el Pueblo Mapuche no está sólo en La Araucanía, muchos viven en la Región Metropolitana, la región de Valparaíso, Biobío, Los Ríos, Los Lagos, etc. Esta realidad es necesaria de contextualizar para que no exista una mirada errada de la situación.
¿Y estos ocho consejeros que son elegidos, son representantes de cada pueblo originario?
Supuestamente, pero en términos prácticos hay representantes Indígena urbano (1), Rapa nui (1), Aymara (1), Atacameño (1) y Mapuche (4).
¿Es decir que no todos los pueblos tienen representantes en esa mesa de consenso?
En términos prácticos todos debiesen tener representantes, pero lo se observa es la legitimidad ante la diversidad de territorios existentes.
¿Y estos consejeros son elegidos efectivamente por vía popular?
Claro, pero con un alto grado de abstención, dado que hay carencia de información de cómo es el proceso realmente, lo que se refleja mucho en las zonas rurales. Y la información respecto a estos candidatos no se hace masiva, hay muy poca difusión. Entonces no es muy efectiva, pero ellos(as) son la contraparte válida para hablar ante el gobierno (Estado). Lo que se está discutiendo ahora es cómo se va a realizar el proceso de consulta, la consulta a la consulta, el tema del decreto 124…
Se generan entonces muchas contradicciones. Como la presencia de observadores que no emiten comentarios al respecto, como el caso de la Observadora ONU María Eliana Arntz, quien está tras la creación del decreto 124, que precisamente limita el Convenio 169 y el derecho a consulta. Las críticas se reflejan en las irrupciones de otros representantes en las reuniones a esta mesa de consenso.
Efectivamente, pero de nuevo viene el tema de la información. Si observas, la mayoría de la información está en la web, por ende se hace más limitada (considera las zonas rurales), y tampoco se refleja la participación activa de organizaciones en esta instancia. Ha habido algunos casos emblemáticos respecto al Convenio 169, pero aún son muy aislados.
Como el caso de los Diaguitas y la suspensión del proyecto Pascua Lama. Pero claro, los Diaguitas son pocos hoy, y son reconocidos hace algunos años, quizás hay más consenso entre ellos. Este no es el caso del movimiento mapuche.
El movimiento mapuche es heterogéneo. Si observamos rápidamente, desde los 90 en adelante a organizaciones que han estado trabajando el tema de reivindicaciones de diversas áreas, como el Consejo de Todas las tierras, el posicionamiento de los hogares universitarios mapuche, posteriormente la Coordinadora Arauco Malleco, la identidad territorial Lafquenche, el partido Wallmapuwen, la Alianza Territorial Mapuche, las demandas de los hermanos que están en ciudad, etc.
¿Pero existe conciencia generalizada del Convenio 169? ¿Conciencia de las vías legales para exigir los derechos?
Creo que sí, efectivamente existe conciencia del instrumento, pero eso no se ha trabajado de manera detallada en lo que respecta al movimiento en su conjunto y de la relevancia de ello. Ahora bien, a eso ha contribuido el decreto 124 y el proceso de cómo se va aplicar la consulta.
Y poder proponer. A propósito de esto, ¿existe coordinación entre actores de diversos pueblos?
Hay coordinación en algunas instancias, pero estas son las menores donde tampoco ha existido consenso. Lo que al final va dilatando la situación, y bueno… el gobierno que necesita salir del paso y dar respuesta a la ciudadanía con lo complejo que está la situación, particularmente en La Araucanía.
Otro tema que es clave para poder legislar, y que está pendiente, es el reconocimiento constitucional.
Esa fue una demanda fuerte a fines de los 80, principios de los 90. Que no se llevó a cabo por desacuerdos en las coaliciones políticas, y el principal argumento de los legisladores es que Chile es un país unitario e indivisible, y que con el reconocimiento se pone en riesgo al país, y las intervenciones de los parlamentarios están ahí.
Es una contradicción que Chile señale que en su territorio existen nueve pueblos originarios y que estos no sean reconocidos constitucionalmente.
Efectivamente, la demanda siempre ha estado, pero como no existen representantes en el legislativo, duerme desde hace años. Y la mirada de parte de los gobernantes se ha limitado a la criminalización de las demandas o a responder de manera doméstica. Claro que es un avance, pero el tema mapuche va mucho más allá.
Y Chile es el único país de la Comunidad Andina que no ha modificado su Constitución al respecto, que no reconoce su diversidad.
Ahí reitero que el tema indígena no es un tema país, nunca ha estado efectivamente en la agenda como prioridad, generalmente se ha tomado de manera marginal. Reflejo de ello son los programas existentes de los actuales pre-candidatos presidenciales que pretenden dar continuidad a lo existente y no cambios estructurales.
Es responsabilidad de todos. Porque existe un apoyo masivo a los Pueblos Indígenas, pero que es superficial, porque esta empatía se funda precisamente en la mirada que el mismo gobierno dirige, la mirada cultural, folclórica.
Resulta tarea pendiente transmitir las demandas y que no se limite a lo superficial, por parte de las personas y organizaciones que de una u otra forma apoyan los diversos procesos.
Con respecto a esto, la exigencia al derecho a autodeterminación se escucha desde el Pueblo Mapuche. ¿Sabes si se comparte entre todos los pueblos?
Es relativo, dado que todos los casos son distintos, cada pueblo tiene su particularidad y sus demandas. En lo personal desconozco la situación de los otros pueblos en cuanto a lo que respecta a autodeterminación.
Pero claro, la discusión se basa muchas veces en la imposición de un sistema cultural y político, que evidentemente produce digresión. A los Pueblos Indígenas se les ha exigido adecuarse a las reglas impuestas por el Estado chileno, que es monocultural.
Las políticas interculturales son reguladas por el Estado, pero las condiciones en la que las plantea no son horizontales si parten de una base en donde las diferencias no son reconocidas. Creo que, por mucho que se diga que los Mapuche siempre han tenido una estructura descentralizada, la disgregación también tiene que ver con las consecuencias de la masacre humana, política y cultural por parte del Estado, que produjo como un estado de shock. Como país, nos hace falta mirar y pensar la Historia, lo que pasó.
Y dimensionar la situación. La educación cívica que tenemos es deficiente, imagínate la educación de la historia de los pueblos originarios.
Otra cosa, si uno observa la institucionalidad estatal indígena también es cuestionable hoy, dado que la CONADI en términos jerárquicos está en el último lugar. Lo anteceden el Consejo de Ministros para asuntos indígenas y la unidad de Coordinación de asuntos indígenas. Y en el legislativo con suerte existe una Comisión Especial de Pueblos Originarios. Entonces, con ese diagnóstico, es muy reducido lo que se puede realizar, porque no hay representantes del movimiento indígena que defiendan las demandas en ese espacio, donde más allá de compartir o no si estamos de acuerdo, es ahí donde se toman decisiones actualmente.
Es responsabilidad de todos que los Pueblos Indígenas adquieran real presencia en la agenda de gobierno. Hablar de interculturalidad nos afecta a todos, no se trata solo de los Pueblos Indígenas, tiene que ver también con los migrantes, las religiones, toda la diversidad que pareciéramos no querer mirar. Esa diversidad, ¿quién la está pensando?
Claro, hay mucha gente que está trabajando los temas en relación al pluralismo que existe, pero es un esfuerzo que se debe realizar tanto del movimiento mapuche y/o las organizaciones interesadas, donde se pueda debatir, reflexionar y colocar temas en la agenda para contribuir a generar avances.
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* Trabajador Social. Ex-dirigente Hogar Mapuche Lawen Mapu Padre Las Casas. Ex-dirigente estudiantil FEMAE. Comuna Galvarino – Región de La Araucanía
** Rufián Revista
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