Entrevista a Darío Sztajnszrajber. “La gestión cultural es una mediación más que necesaria sin la cual la cultura solamente se mediría en términos productivistas”

Daniela Acosta

Darío Sztajnsrajber es filósofo, pero no solo trabaja haciendo clases en colegios y universidades. También forma parte del Colectivo Cultural Judío Yok y conduce el programa de televisión sobre filosofía “Mentira la verdad”, transmitido por el Canal Encuentro, el primer canal de televisión del Ministerio de Educación de la República Argentina. Además, tiene una amplia labor en el ámbito de la Gestión Cultural en su país. Junto a Rufián conversó sobre su acercamiento desde la filosofía a la gestión cultural, las tensiones del campo y el estado de las políticas culturales en Argentina.

Darío, has desarrollado una extensa tarea en el ámbito de la Gestión Cultural. Fuiste Gerente Editorial de EUDEBA y Coordinador del Programa de Cultura Literaria de la Secretaría de Cultura de la Nación. Coordinaste y asesoraste proyectos en los Festivales de Cine Independiente y de Teatro de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Podrías contarnos cómo fue tu acercamiento a la Gestión Cultural y cómo fueron esas experiencias?

Como siempre, los acercamientos determinantes en las historias de vida son generalmente azarosos. De muy jovencito trabajaba en las dependencias administrativas de la UBA, en su CBC que es el primer año que cursan todos los alumnos de nuestra universidad libre y gratuita. El CBC decidió abrir una Oficina de Publicaciones y yo entré a trabajar allí sin ningún tipo de experiencia, pero con el tiempo fui aprendiendo el oficio. Una vez ya instalado se me fueron abriendo diferentes propuestas de trabajo. En todos estos casos que tú mencionas, estamos hablando de experiencias en la gestión pública con todo lo que ello implica, en especial con la sensación de estar siempre creando contra marea, o mejor dicho, haciendo “a pesar” las instituciones. No importaba si había más o menos presupuesto: siempre faltaba para lo que uno ideaba.

En mi caso, instalado en la producción editorial pude trabajar en diferentes áreas. No es lo mismo gerenciar una editorial universitaria que elaborar catálogos de festivales, pero el know how en el proceso productivo es bastante parecido: en esa línea que va desde el diseño hasta las imprentas mismas. A pesar de los impedimentos múltiples, el ejercicio de ir encontrándole la posibilidad y ver plasmados los proyectos es muy gratificante.

¿Qué es para ti la gestión cultural? (Desde tu labor de académico, filósofo y también como gestor)

Es la capacidad de encontrar las formas necesarias para que la cultura pueda seguir explayándose en toda su libertad y en toda su potencialidad. Aunque confronte muchas veces con el artista mismo, sin embargo se va transformando en una mediación más que necesaria sin la cual, la cultura solamente se mediría en términos productivistas. No es que no haya gestión cultural únicamente preocupada en la cultura como mercancía, pero no puede ser la única manifestación.

La gestión cultural es una profesión reciente, de los últimos 20 años. ¿Cómo ves el campo? ¿Cuáles creen que son las tensiones que habría que superar, si es que hubiera que hacerlo?

Básicamente las tensiones que se producen en toda mediación. En la gestión pública, el gestor cultural se halla atravesado por intereses muy divergentes entre sí, pero de un modo casi fundante, ya que en el Estado son recurrentes las voluntades que preferirían descartar todo gasto en cultura y por otro lado el campo de las artes y el público exigen del Estado más inversión.

Se trata de encontrar el equilibrio entre cierto pragmatismo para la consecución de recursos y cierto utopismo para profundizar el desarrollo de la cultura.

¿Cómo se han enfrentado los conceptos de cultura y gestión en los diferentes proyectos en los que has trabajado?

En mi caso particular, siempre me ha costado la relación con los aspectos más administrativos de la gestión. Creo que lamentablemente la administración pública no está acostumbrada a trabajar con la cultura y no puede dar respuesta a la celeridad y flexibilidad que los diferentes proyectos culturales necesitan. Además, existe una fuerte inercia burocrática que se traduce no solo en los tiempos sino en la administración de cierto poder autónomo que termina siendo nocivo para cualquier política, no solo cultural.

En general, las resoluciones han dependido más de personas que de estructuras…

¿Qué crees que significa ser un gestor cultural en Argentina en la actualidad? ¿Cuáles son las cualidades que un gestor cultural debe poseer?

El concepto de cultura se ha difundido demasiado y ha ido invadiendo toda esfera donde lo simbólico se ha vuelto determinante. En este sentido, la mercantilización de la vida cotidiana supone también el desarrollo de fuertes contenidos culturales. Hoy hace cultura también cualquier difusión de una marca en el mercado. Creo que en este contexto, la gestión cultural depende del tipo de entramado institucional en la que se encuentre. No es lo mismo ser un gestor cultural de una empresa que del Estado, y tampoco es lo mismo serlo de gobiernos que entienden la cultura de modo tan distinto.

Si nos atenemos a la gestión cultural pública, creo que hoy las condiciones son óptimas para encontrar ese equilibrio siempre ondulante entre las apuestas estatales y su apoyatura privada. Por ejemplo, en el mundo de la televisión cultural donde me desempeño, hay una fuerte presencia presupuestaria del Estado, pero hay al mismo tiempo un compromiso que excede lo económico en el caso de pequeñas productoras independientes que apuestan por una televisión alternativa.

¿Cómo se resuelven desde la filosofía las tensiones que se pueden presentar al hablar de cultura, siendo un concepto tan problemático, por sus múltiples acepciones y también por el presupuesto sobre que la cultura es para otros o de otros o incluso cuando se la compara con otros problemas o carencias sociales, como la vivienda, la educación, etc.?

Habría que separar escenarios. En un mundo ideal, la gestión cultural no seria necesaria, pero tampoco sería necesario el Ministerio de Economía. Hay gestión en la cultura porque la cultura no tiene espacio y no tiene espacio porque no reditúa, o si tiene espacio, lo tiene en la medida en que reditúe, y para que reditúe se espectaculariza, o mejor dicho se mercantiliza.

Está claro que siguiendo con esta lógica, en relación a las necesidades básicas de cualquier individuo, primero está el hambre. Pero también está claro que por algo alcanzamos sociedades tan falentes y con tanta miseria e indigencia socializada. Tal vez no hubiera sido así con seres humanos más sensibles y justos. ¿Y no es la cultura quien puede generar este tipo de conexiones?

Tuviste un cargo en la Secretaría de Cultura de la Nación. ¿Podrías contarnos sobre las políticas culturales de la Argentina, cómo las ves, cuáles son sus puntos altos y sus falencias?

Creo que en los últimos años se han ido desarrollando políticas culturales claras, porque se están desarrollando políticas y no solo emprendimientos culturales o eventos multitudinarios pero esporádicos. Y donde creo que mejor se visualiza es en ese cruce entre cultura y comunicación: la ley de medios y todo el funcionamiento de una infraestructura puesto al servicio de la construcción de un sistema de medios alternativo al hegemónico.

— — —

Darío Sztajnszrajber es filósofo. Ha sido docente en todos los niveles educativos: primario, secundario, terciario, universitario y posgrado. Dicta clases en FLACSO en posgrados presenciales y virtuales de las áreas de Comunicación y de Educación. Desarrolla una importante labor docente en la comunidad judía, en su cátedra del Seminario Rabínico Latinoamericano y en el Colectivo Cultural judío YOK. Es docente de la UBA en la materia Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado del CBC. Se ha desempeñado como docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en el Colegio Pestalozzi. Dirigió el Profesorado de Historia del Instituto Braun Menéndez. Conductor del programa Mentira la verdad (Canal Encuentro). Colaborador del Diario Clarín. Compilador y editor de la obra Posjudaismo Vol. 1 y 2 (Editorial Prometeo). Ha desarrollado también una extensa tarea en el ámbito de la Gestión Cultural. Fue Gerente Editorial de EUDEBA y Coordinador del Programa de Cultura Literaria de la Secretaría de Cultura de la Nación. Coordinó y asesoró proyectos en los Festivales de Cine Independiente y de Teatro de la Ciudad de Buenos Aires.

Comentarios

Comentarios

CC BY-NC-SA 4.0 Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*