El desafío político y la lucha de la diáspora mapuche en Santiago desde 1998 hasta hoy

Felipe Curin Gutiérrez*

En el siguiente artículo presentan brevemente las diferentes luchas que han tenido los mapuche urbanos al proyectarse como un actor político relevante en medio de la situación de conflicto y cuáles son los desafíos que han debido enfrentar en medio de este proceso.

Desde diciembre de 1997 las manifestaciones del movimiento político mapuche tomaron un rumbo diferente al que venían teniendo y la violencia política se hizo sentir en las calles en la recordada quema de camiones en Lumaco. Esta nueva realidad en el escenario político mapuche era algo que tal vez se veía venir, si pensamos lo sucedido luego de la marcha por la resistencia de los 500 años de los pueblos originarios en 1992. Juntamente con la declaración ideológica del Consejo de Todas las Tierras, algunos jóvenes de la comuna de Cerro Navia –que posteriormente sería el colectivo Odiokratas– manifestaron su descontento y profunda crítica al modelo colonial-capitalista chileno y las herencias de la dictadura cívico militar, atacando el círculo español.

dejamos la cagá… pero ahí no era odiokratas. En ese tiempo dejamos la cagá en círculo español, pero una weá que todavía andábamos peleando con los españoles por una weá de cultura culiá no más… Todavía veíamos al enemigo como el español, fuimos a darle jugo al círculo español, dejamos la cagá” (entrevista realizada a David y Simón Aniñir en diciembre de 2012)

La situación sociopolítica en la que se encuentran los jóvenes mapuche, que han sido educados bajo los patrones establecidos por el Estado chileno y que hoy son parte de las personas indígenas que viven en la Región Metropolitana, que han sido formadas dentro del proyecto republicano chileno, en una cultura distinta a la de sus abuelos y ancestros, partiendo desde la cosmovisión y también la lengua, que son elementos fundamentales en la construcción del sujeto, es de una tensión constante.

Luego del hito de la conmemoración de los 500 años de resistencia, estalla una suerte de emergencia de la conciencia indígena (Bengoa, 2000), sumado a la aparición de la Coordinadora Arauco Malleco y, antes de ella, las nuevas generaciones de mapuche, aprehenden y asumen su historia como un quiebre epistemológico en sus vidas, y la expresan a través de sus prácticas y/o acciones políticas. En el caso de los jóvenes que viven en la urbanidad de Santiago nombran aquel proceso como mapuchizarse, y algunos autores como Osorio (2009) señalan este proceso como un tránsito social-cultural-identitario denominándolo De Chorizo a weichafe.

Fundamental en este proceso socio-cognitivo entendido como un tránsito en su historia social-cultural fue la Coordinadora de Comunidades Mapuche en Conflicto CAM. Esta se volvió una alternativa real y un destino de militancia y de combate por el “control territorial” y la recuperación de tierras . Sin embargo, la lucha y la reivindicación mapuche no es solo territorial, ya que desde el mismo movimiento mapuche en Santiago, surge el concepto de mapuche urbano Warriache (gente de la ciudad). Esta reflexión personal que se transformó en una reflexión crítica colectiva, decantó en la necesidad de resignificar y cuestionar qué es lo mapuche, y comprenderse a sí mismos desde sus diversas trayectorias de vida familiar, y sus múltiples diferencias y facetas en la diáspora, como una historia a reivindicar, y como un actor político enteramente competente y real en el pueblo mapuche actual.

para poder buscarnos, resignificarnos como mapuche estando en la ciudad po´, no se había dicho, no se había hablado porque no era parte del discurso, el discurso solamente era la reivindicación territorial cachay? Entonces acá el tema era fuerte, estaba invisibilizado” (entrevista realizada a David y Simón Aniñir en diciembre de 2012)

El poema “Mapurbe” de David Aniñir (Mapurbe venganza a raíz, 2005), en aquellos tiempos integrante del colectivo Odiokratas, ha sido objeto de estudio por muchos investigadores de las ciencias sociales, pero también es un manifiesto que configuró a un sujeto político al interior del pueblo mapuche (no exento de críticas y subvaloraciones), que también es una voz que reivindica su historia, desde una conciencia de Indio y poblador:

Somos Mapuche de hormigón / Debajo del asfalto duerme nuestra madre / Explotada por un cabrón / Nacimos en la mierdópolis por la culpa del buitre cantor / Somos lo que quedamos en pocas partes / El mercado de la mano de obra / Obra nuestras vidas / Y nos cobra / Madre, vieja mapuche, exiliada de la historia / Hija de mi pueblo amable / Desde el sur llegaste a parirnos / Un circuito eléctrico rajó tu vientre / Y así nacimos, gritándoles a los miserables / MARRI CHI WEW!!!! / En lenguaje lactante / Padre, escondiendo tu pena de tierras tras el licor / Caminaste las mañanas heladas enfriándote el sudor / Somos hijos de los hijos de los hijos / Somos los nietos de Lautaro tomando la micro / Para servirle a los ricos / Somos parientes del sol y del trueno / Lloviendo sobre la tierra apuñalada / La lágrima negra del Mapocho / Nos acompañó por siempre / En este transantiagoniko wekufe maloliente.

Del proceso histórico que relata el poeta Aniñir, se desprenden acontecimientos interesantes que vendrán a explicar muchos de los hitos y maneras de pensar lo mapuche en la ciudad. El solo hecho de asumir la historia mapuche urbana y popular, presenta una apertura a la identidad mapuche y –al mismo tiempo– genera una ruptura con la tendencia de ruralizar lo mapuche. Así, aquella noción que dice que los mapuche solo están en el sur y que el movimiento social/político mapuche depende únicamente de lo que sucede en las comunidades, queda en tela de juicio.

Aun sabiendo que la lucha por el territorio y las tierras es fundamental, no es la única instancia en donde se está dando el weichan (lucha), hay otros campos (Bourdieu, 1995) o territorios , en donde existen weichafe (guerrero) que trabajan arduamente por conquistar espacios de poder, en donde se generen reflexiones críticas acerca de la situación de conflicto, y se busca establecer aquellas matrices que proyecten los análisis y pensamientos mapuche respecto del proyecto sociopolítico de autodeterminación. Sin embargo, no podemos desconocer la importancia que tiene la lucha por la tierra, para las comunidades, para el pueblo y para el movimiento social Mapuche.

La presencia de jóvenes en este proceso ha sido fundamental para la mapuchización de las nuevas generaciones de mapuche en diáspora. Las muertes de jóvenes como Alex Lemun, Matías Catrileo, Julio Huentecura, Julio Mendoza Collio, Rodrigo Melinao y un centenar de detenciones en los acontecimientos de enfrentamientos directos con la policía en diversas situaciones, ha generado un despertar del oído mapuche y una apertura del ojo mapuche de las nuevas generaciones. Fuera de la violencia política existen otros elementos muy relevantes en este conflicto, ya que la diversidad de trayectorias de vida de la diáspora mapuche en Santiago, también diversifica y amplía las posibilidades de identidad mapuche, así como también las demandas. Como hemos mencionado antes, las demandas tienen que ver con territorios simbólicos, que construyen las sociedades, como la educación, en el idioma mapuche (mapudungun) y en todos los derechos colectivos que tiene todo pueblo heterogéneo como el pueblo mapuche.

En este sentido, la categoría Weichafe también tiene una ampliación hacia los campos en donde se proyecte una lucha por instalar políticamente el conocimiento mapuche en cada ámbito de la sociedad, como la salud, la educación, los modos de producción, el arte, la lengua, etc., entendiendo la sociedad como una red de redes que configuran la totalidad del mundo de la vida.

Las diferentes organizaciones mapuche autónomas en Santiago manifiestan constantemente su respaldo político y, por tanto, su validación a las formas de lucha que puedan utilizar las comunidades en conflicto, en los enfrentamientos directos con la policía chilena o con las empresas forestales transnacionales. No obstante, los warriache afirman que el movimiento político mapuche no solo depende de lo que sucede en el sur, sino que también existen situaciones y motivos de lucha para reivindicar en la ciudad.

la coordinadora mapuche en esos tiempos, era eso po´, no planteaban nada… en Santiago, y de ahí empezó a salir esa veta de lo mapuche urbano, de reivindicarse y de darle valor a lo que se hacía acá” (entrevista realizada a David y Simón Aniñir en diciembre de 2012)

La crítica se genera a partir de la relación utilitaria que se formaba cada vez que una comunidad se levantaba, pues había que realizar alguna actividad en función de lo que sucedía en el sur. Esa sensación de insatisfacción de la relación instrumental que sentían los militantes de las organizaciones mapuche en Santiago, impulsó un trabajo político de base, desde y para los mapuche que viven acá en la ciudad.

Y es ahí donde está el mayor desafío de este movimiento, ya que la diáspora mapuche está compuesta por todos los mapuche militantes y no militantes del movimiento social mapuche. Por quienes desean retornar a vivir al Wallmapu y quienes se reivindican como mapuche en la ciudad.

La conformación de múltiples organizaciones culturales, políticas y estudiantiles en la capital, en diferentes épocas a partir del año 1998, ha significado una creciente visibilización de lo mapuche como un movimiento social, y por momentos, también político. Son muchas las organizaciones que se levantaron para ser una voz denunciante dentro de sus espacios de desarrollo y muchas son las voces que se aglutinan y configuran la diáspora mapuche. Estos son sujetos que están viviendo una tensión constante y hasta contradicciones, en términos identitarios respecto de esta especie de mapuchización que experimentan a partir del auto-reconocimiento de su historia y origen familiar.

La lucha de la diáspora mapuche también está inserta dentro un proceso de dictadura militar que sufrió el país de Chile, dentro del cual conviven el pueblo chileno y el pueblo mapuche. La primera generación de mapuche nacidos en Santiago fueron los que crecieron bajo las condiciones impuestas a sangre y a fuego, por la junta militar en acuerdo con un sector importante de la sociedad civil y empresarial chilena. Ellos son los que no tuvieron demasiadas oportunidades de inclusión e inserción académica o laboral, además los que sufrieron del racismo colonial, no solo estructural del Estado chileno, sino también de parte de sus pares estudiantes, obreros y pobladores.

La segunda y tercera generación de mapuche nacidos en Santiago, no solo tienen el desafío de configurar el proyecto anticolonial de liberación nacional mapuche, o establecer las bases epistémicas y políticas de la autodeterminación, sino que además deben luchar por derribar todas las herencias de la dictadura, que siguen siendo parte de la cotidianidad del conflicto, como es la ley antiterrorista, la militarización del Wallmapu, o la represión a las manifestaciones del movimiento mapuche, la impunidad de los asesinos de los peñi muertos, los montajes y cercos comunicacionales, las violaciones a los derechos humanos, etc. Todas herencias no solo de la dictadura, sino que de la de constitución de este Estado colonial.

Ante esta situación resulta preponderante, también, la manera de socializar la causa mapuche y cómo crear el tejido social interno y generar las alianzas correspondientes con los movimientos sociales afines, para la conformación de un bloque político fuerte con el cual poder realizar un proyecto de refundación del Estado colonial y posteriormente firmar la autodeterminación del pueblo Mapuche.

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* Felipe Curin Gutiérrez es Sociólogo Egresado de la Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Diplomado en Políticas Públicas para Pueblos Originarios (IDEA, USACH) y Miembro Equipo Kom Kim Mapudunguaiñ Waria Mew y La Comunidad de Investigadores Mapuche.

(1) Léase Osorio, Liber (2009). De Chorizo a weichafe: nuevos elementos culturales en la identidad mapuche en Santiago, 1997-2009.
(2) Revista Rufián N 11, Warriache, Crónicas de la resistencia mapuche en la ciudad http:www.rufianrevista.org
(3) Amplitud del campo léxico: ampliación del significado, no se limita a un solo campo, sino que interviene en otros.

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