
¡Libre el tocalli con la chirimía
y el teponaxtle anticipa el sol
hay nueva ola de los sacrificios
ven linda baby trae tu corazón
tengo un cuchillo nuevo de obsidiana
quiero estrenarlo sin vacilación!
Los Tepetatles
Teotihuacan a go go, 1965
Como bailando en un enclave de tensiones contradictorias se anuncian estas furibundas hojas rufianes. Rabia, descontento, ironía, aullidos y decepción alientan y des-alienan los tópicos dialécticos que atisban un México y una Latinoamérica que se revuelcan en lodazales de moronga y utopías contemporáneas. Figuraciones de violencia, acción directa y simulación activista derriban -unas contra otras- las posibilidades emancipatorias encriptadas -o enquistadas, tal vez- en los discursos críticos y en las prácticas artísticas. No somos los surrealistas peleando contra los procesos de Moscú ni la pluma fusil de Diego Rivera atacando a las hegemonías eclesiásticas del capital, aquí se revuelcan los cuerpos todavía tibios de atropellos recientes para los que sus procesos legales, electorales, económicos y ecológicos quedan irresueltos en imaginarios distópicos o en escenas de caritas bobas y espectaculares. El escamoteo reina y su reino ocupa hasta nuestros gestos más sutiles.
En el dossier que entregamos no hay una revisión histórica de la democracia en México, ni su definición desde la reflexión filosófico política o la acumulación concatenada de datos históricos de la vida política de nuestro país en su proceso electoral, más bien a partir de ciertos episodios aparentemente desconcentrados y aislados, pero por demás ocluidos de la comunicación social general, ponemos a la vista un panorama que, aunque resultará raquítico para muchos, filtra y abre una discusión actual, intenta expandir por vías críticas y artísticas propias del delirio cultural, la coyuntura (o el fracaso) contemporáneo, haciendo visible el Estado fallido Mexicano, así como las metodologías de explotación espectaculares del capitalismo global en los países latinoamericanos ya sea a cielo abierto o subrepticiamente, para la acumulación de capital simbólico “radical”, del mismo modo ( elocuentemente ) en que se hace con la obtención mineral selectiva en el arrastre y excavación de la corteza terrestre.
En la primera sección, Gobernabilidad, se exploran escenarios terroríficos, una soberanía destrozada y la instauración de la institución administrativa de derechos, incluyendo vida y muerte. La articulación crítica de las condiciones de posibilidad del mito democrático engendra discursivamente a un monstruo pigmeo de horror y capitalismo en un México (desde el sexenio pasado), que en una continuidad inusitada derivan en el desmontaje de la ficción preindustrial (y criolla) de la narco-economía y trata de blancas en México (y de sus territorios aledaños: del Río Hudson a la Patagonia y de ahí a la mazmorra más olvidada de África, un pueblito de San Petersburgo o a la ciudad más monumental de China).
Se sigue con un espectro mínimo, hasta donde los ojos y los correos electrónicos llegan (o no lo logran), de movimientos sociales en contra de guerras fálicas (que ni el mismo Apollinaire imaginaría). Insurgencia y emergencia ante el fraude electoral, avisa del contraataque brutal a avanzadas espectaculares y cinismo ideológico de la imposición presidencial, con fuegos incendiarios que ponen en ridículo el analfabetismo debordiano en nuestras escuelas de enseñanza infantil. Sin embargo, las posiciones cruzadas entre el ingenuo imaginario revolucionario por vía electoral ya sea por “voto nulo” o “voto útil” hacia la mano torcida pseudodemocrática y su proceso de impugnación contra las ventajosas estrategias mediáticas, coacción de votos, desvío de fondos para campañas y el corporativismo de supermercado facilitando la compra de votos(1), contrastan radicalmente con la posición de los movimientos revolucionarios armados clandestinos. Entre zurdos y siniestros, el arte se entromete con estrategias activistas y la discusión política se hace amplia y paradójica. En estas discusiones no resulta sencillo tomar partido por la agencia política del arte que se reviste de activismo ni por las acusaciones de pertenencia a hegemonías rancias como argumentos de falsedad. Más allá del arte se toma y reúne lo que ya circula en medios electrónicos, y eso con el fin de no reaccionar.
El Portafolio de artistas reviste un acelerador de emancipación, memoria, luto y provocación. Cinco artistas y colectivos mexicanos presentan una serie de acciones, lecturas, intervenciones y obras que pretenden eludir una sublimación y más bien empujar hacia la visibilización de la catástrofe en la que andamos metidos, poniendo en evidencia las poéticas y políticas de la visibilidad y señalando aparatos de dominación Estatal como la terapia del choque, la paranoia de inseguridad, el terrorismo de Estado y la fetichización de la memoria. Caminamos entre pegatinas y métodos de tergiversación de señaléticas urbanas que interpelan la arquitectura como instancia de la normatividad, objetos asegurados y abandonados, repertorios de representación del imaginario revolucionario mexicano, la hibris, como condición monstruosa de la delincuencia organizada y la invocación espectral de los desaparecidos políticos, mediante la inscripción de cada uno de sus nombres en un fetiche memorial.
Del mismo modo los Proyectos curatoriales – Minería, animales, violencia y deseo presentados abren paso al repertorio sureño de la metáfora de explotación, extensión, dominación y pauperización social, tomando como eje la producción de muerte asociada a la explotación minera y la guerra. Esta sección que reúne muestras documentales acerca de la situación minera en México, registro de encuentros y desencuentros en enclaves de explotación multinacional en Perú, una serie increíble que critica los fenómenos espectaculares y televisivos que explotan la miseria y tragedia (que explotan la explotación) de la minería en Chile; una desorbitada lectura de guerra fría, falsos positivos y mosquitos en Colombia y al final una lectura feminista radical sobre las sociedades de la vergüenza y el cuerpo como territorio heterotópico en el cine documental.
Rutas de violencia que expanden las coyunturas concretas y que marcan algunas notas para vislumbrar una tragedia sistémica y global (y de los paradigmas y ficciones que los rodean).
Esta edición rufián, apenas lograda entre los ríos de aullidos que fluyen por el Anáhuac, exige un trato criminal a los textos, a sus fuentes y a la música que nos cruzaba febril con obsidianas. “Teotihuacan a go go” de Los Tepetatles, octava canción de Arau a go go (1965), se deja escuchar y derivar de su psicodelia prehispánico-sacrificial al montaje de un escenario del más bajo cine gore (y de la mejor teoría que genera). Así abren estos aullidos y disonancias, marcando en círculos rituales una ruta de la tierra caliente mexicana, con sus cárteles armados o las bases guerrilleras del sur en México a los desiertos de Chuquicamata, límite que se emplaza en nuestro imaginario latinoamericano hasta la Patagonia. De los textos no sobra decir que unos fueron saqueados de la red, otros arrebatados de las manos de sus autores. Lo que se presenta no es inédito, circula y se reúne. Lo inédito son las historias y apuntalamientos que nos sitúan en una calle sin retorno. Todo crimen editorial quede impune si una canallada más agresiva surge al confrontar estos textos; si de esta reunión puede hacerse una hoguera de las ignominias que relata, la deuda está saldada (o, al menos, liquida sus posibles intereses).
Said Dokins & Julio García Murillo
Diciembre 2012
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(1) Existen un sin fin de anomalías en el proceso de elecciones en México que no es el fin ahondar aquí, para mayor información:
http://aristeguinoticias.com/1607/post-elecciones/caso-monex-el-recuento/
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