Editorial. Acerca de este número

En las palabras materializamos ideas, nuestras posiciones filosóficas y políticas, la forma en que nos entendemos y nos tratamos. El sentido y uso que damos a las palabras no son neutrales, están marcados por la historia, por nuestros prejuicios, temores y esperanzas.

En este número invitamos a pensar en nuestro lenguaje, a denunciar el uso dado a las palabras o a reivindicar determinadas definiciones de ellas.

En las columnas de Daniela Acosta y Danilo Ahumada, se denuncian palabras que cargan con un sentido dado por un grupo dominante. Así, la autora refiriéndose al uso de las palabras mamá, mamita o niñita toma una posición crítica respecto de cómo el lenguaje redefine las características y roles de lo femenino y lo masculino. Danilo por su parte reflexiona sobre el relato de nuestra historia, en particular la del pueblo mapuche, denunciando como la noción de pueblos originarios está marcada por posiciones políticas que imponen homogenización y sumisión.

Como reacción a un intento del grupo dominante en Chile por rescribir nuestra historia reemplazando la palabra dictadura por régimen militar, se pronuncian las columnas de Constanza Meléndez, Paula Arrieta y Rubén Tussedu. Paula y Constanza, a partir de la obra de Alfredo Jaar que acusa la apropiación por Estados Unidos de la palabra América, relatan el desarrollo de una acción realizada en Santiago por ellas y otras artistas donde denuncian las formas torcidas de referirse a la dictadura chilena. Rubén junto con reflexionar sobre el sentido de la palabra dictadura, agrega una crítica al uso del término democracia por parte del Estado.

Alberto Borja también advierte de la utilización del lenguaje como forma de dominación política en Colombia introduciendo una reflexión general sobre la complejidad de nuestro lenguaje, las promesas, mentiras y engaños que se esconden detrás de las palabras.

Desde otra mirada Carolina Sanguinetti y Rosario Carmona invitan a repensar el uso de las palabras víctima y tolerancia, respectivamente, reivindicando nuevas formas de entenderlas. Carolina advierte de los daños que la asignación de la palabra víctima puede tener y a la vez nos describe los procesos de reivindicación y auto comprensión de las personas que han sido asociadas a dicha palabra. Por su parte Rosario propone repensar el sentido de la palabra tolerancia no como una forma de aceptar diferencias desde nuestra posición estática, sino como una valoración de la diferencia como una posibilidad de cambio.

De esta forma, en este nuevo número de Rufián a través de las palabras nos enfrentamos a nuestra historia, a nuestra memoria, y a nuestras dinámicas sociales. Repensamos el sentido de las palabras no solo para denunciar la utilización de ellas para la dominación de un grupo sobre otro sino también para rescatarlas como declaraciones de principio de aquello que valoramos.

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