Por Aníbal Araya Cid*
A lo largo del mundo, huestes incansables de violadores, asesinos, terroristas y orcos caminan hacia el norte y el sur del mundo. Nos traerán pestes, desempleo, terror, crimen y demases. Han caído sobre Europa las huestes del mal y ahora quieren llegar a Chile. Así es como la ultraderecha inunda con miedo el corazón de millones de personas en Europa, Estados Unidos y en Chile. Nos hablan del haitiano con lepra, del venezolano hambriento y del colombiano narcotraficante. Pero, ¿qué tan cierto es esto? ¿Aumentaron los crímenes de homicidio o robo con la llegada de al menos un millón doscientos mil inmigrantes? La verdad, es que si nos basamos en los datos recogidos por la ONUDD en Chile, se ha mantenido la tasa de homicidio en aproximadamente 3 homicidios por cada 100.000 personas. La misma PDI en 2017 registró 650 homicidios aproximadamente. En un país de 18 millones de personas, y las tasas de hurto/robo también se han mantenido sin variación. No han aumentado ni disminuido con la llegada de inmigrantes, tampoco nuestra esperanza de vida, ni la tasa de alfabetización, ni la tasa de empleo.
Entonces, mi pregunta es: ¿dónde están las huestes de Sauron que tanto profetiza mi amigo José Antonio Kast? En Chile no ha habido ningún atentado terrorista como en Europa, ni tenemos divisiones sociales y raciales tan distorsionadas como en Estados Unidos. A mi parecer, esto más bien juega con la necesidad de crear un sentimiento de malignidad al externo, y de querer ver a nuestra sociedad como una especie de “mejor sociedad” siendo abducida por estos “no deseados”. En esto hay que tener mucho cuidado. Al igual que en Europa, la ultraderecha usa el miedo y el odio como sus herramientas más poderosas para seducir y atraer a sus huestes. A lo mejor estamos buscando a Sauron afuera de nuestras fronteras, cuando deberíamos mirar hacia adentro.
*Estudiante de Derecho Derecho, PUCV. Oriundo de Iquique, vivo en Valparaíso. Además, trabajo como asesor para Centro Democracia y Comunidad.
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