Archivar las luchas del presente.

Contra la memoria del poder

Por Paulina Bravo Castillo
Archivera.

No podremos reconstruir el pasado solo con la memoria emanada de los centros de poder. Tal como lo hicieron las organizaciones de defensa de los derechos humanos en dictadura, debemos posicionar nuestros archivos como prueba de existencia de la multiplicidad de relatos que dan cuenta de las luchas actuales.

Se ha escrito mucho sobre archivos en los últimos años, desde el terreno del arte, de la historia, de las políticas de la memoria y un largo etcétera. No han sido pocos los proyectos de investigación que, después de mucho andar y dar extensas vueltas tratando de responder la pregunta sobre cómo abordar el trabajo con un archivo, han llegado –muchas veces sin saberlo– a conclusiones que la archivística ha planteado como principios fundamentales para el trabajo con archivos desde hace ya más de un siglo: no mezclar los documentos de un productor con otro; respetar el orden original de los documentos; aplicar las denominaciones adecuadas a los conjuntos de documentos; y con especial importancia, identificar y contextualizar al productor, así como trabajar con descripciones en diferentes niveles, por mencionar solo algunas.

Si bien aún persisten las confusiones con la bibliotecología, basta una simple búsqueda en Google para advertir que se trata de maneras muy diferentes de afrontar el trabajo. Hace unos días, en clases, una profesora de teoría archivística daba cuenta de la singularidad de nuestro trabajo al advertir que «las archiveras nos ocupamos más del contexto que del texto de los documentos» (al contrario que la bibliotecología). Me parece que esa frase dice mucho sobre el objetivo de la archivística, que se ocupa de explorar los vínculos entre el productor y los documentos que produce.

Desde fines del siglo XIX han proliferado manuales de archivística que han dado cuenta de la evolución de la disciplina, tanto en su dimensión metodológica como teórica, cuyos cambios en las últimas décadas nos han removido bajo la forma de nuevos paradigmas y enfoques profesionales.

Creo que la frase «guardianes de la memoria», tan utilizada en referencia a quienes nos dedicamos al trabajo con los archivos en Chile, grafica muy bien aquello que la teoría archivística ha definido como la «era custodial». Este paradigma predominó hasta la década de los setenta y estuvo centrado en un rol pasivo de los profesionales a cargo del archivo, tal como el guardián que posee la llave de los archivos, a los que se accede por privilegio y no por derecho, al contener la memoria vinculada al ejercicio del poder.

La etapa que le sigue, que vivimos hoy en día, sitúa al archivero en un rol más activo, y amplía la mirada a una multiplicidad de archivos depositarios de diversas memorias colectivas. Este campo plural de relatos permitiría reconstruir el pasado y configurar el presente, sacando al archivero del terreno exclusivo de la memoria emanada de los centros de poder. Este nuevo paradigma poscustodial viene entonces a removernos profesionalmente, y tiene como principal objetivo problematizar el acceso, que se lograría afianzando los vínculos entre los archivos y la comunidad.

Es así como archivos surgidos de organizaciones sociales –de defensa de los derechos humanos, medios de comunicación independientes, organizaciones territoriales, culturales, estudiantiles, de diversidad sexual, etcétera– van a constituirse en un campo de trabajo fundamental para las archiveras, con la finalidad de sumar nuevas voces, hasta hace muy poco no contempladas, contribuyendo de esta forma a fortalecer el carácter diverso de nuestras sociedades.

Es necesario recalcar que cada archivo aportaría un relato particular, ya que, por definición, un archivo es un espacio político en el que se reflejan las acciones de quien lo produce, sea una persona o una institución. Así, nos «sacamos de encima» nociones tales como la neutralidad del archivo, el que sin duda no puede escapar de la subjetividad, como tampoco lo puede hacer el trabajo de la archivera.

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En Chile, contamos con archivos de diversas procedencias. Por un lado, tenemos los archivos nacionales, depositarios de las transferencias que hacen los diversos organismos de la administración pública, que  van conformando el patrimonio documental nacional, y que dan cuenta de lo que el Estado ha decidido recordar, así como de lo que ha decidido olvidar. Sabemos que la indiferencia y precariedad de estas instituciones no es azarosa, y también dice mucho del vínculo del Estado con su memoria documental.

Hay muchos silencios en el Archivo Nacional Histórico o en el Archivo Nacional de la Administración. Basta con ver los cuadros en los que se enumeran los fondos y las fechas, para encontrar grandes vacíos y cerciorarnos de que las transferencias no han sido continuas, sobre todo en el periodo de la dictadura cívico militar de Pinochet. En ese tiempo, fue excepcionalmente prolífica la normativa para regular el secreto y la eliminación de documentos en organismos de las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad, razón por la cual los archivos públicos, aún hoy, no han realizado aportaciones significativas de documentos como evidencia en el contexto de procesos de verdad, justicia y reparación. Tampoco se han producido en Chile hallazgos de archivos de organismos represivos como en otros países de Latinoamérica.

Ante este vacío documental, han sido protagonistas los archivos generados por organismos de defensa de derechos humanos de la sociedad civil, organizaciones que produjeron importantes archivos como consecuencia de su accionar de denuncia ante las violaciones a los derechos humanos. Estos archivos han servido, efectivamente, como pruebas para procesos judiciales y han posicionado la memoria de las víctimas, aportando evidencias de la represión. Estos archivos son hoy fuentes indispensables para reelaborar nuestro pasado común, y nos dicen mucho de cómo, desde la resistencia, es necesario preservar esos otros relatos contenidos en los archivos, referencias indispensables para la defensa de los derechos humanos en el presente.

Otro ejemplo significativo, en este contexto poscustodial, es la creación de archivos con el objetivo de visibilizar las luchas silenciadas del pasado. El proyecto «Víctimas y Protagonistas» realizado desde el Archivo de Londres 38, espacio de memorias, recopila y produce documentos (personales, políticos, judiciales) sobre los noventa y ocho detenidos desaparecidos de ese centro de detención, poniendo énfasis en los documentos que dan cuenta de las militancias y su base popular. Estos documentos no solo se centran en el momento represivo y se sobreponen a la típica imagen en blanco y negro de los detenidos desaparecidos, otorgando el contexto necesario para relevar sus vidas y sus luchas. Sin duda, este tipo de iniciativas amplía el campo de memorias que permiten reconstruir un pasado y se constituyen como significativos puentes entre el pasado y el presente.

Pero ¿qué pasa hoy con los archivos que generamos desde nuestras organizaciones y desde los movimientos sociales?

Es muy importante tomar conciencia de la importancia de gestionar adecuadamente la producción documental en nuestras organizaciones. El archivo no se construye cuando, luego de tener varias cajas de documentos (físicos o digitales), los toma un archivero y los denomina como tal. El archivo se construye día a día, y debemos intervenir desde la propia creación de los documentos para su posterior preservación.

Las Archiveras sin Fronteras hemos realizado varios talleres para organizaciones sociales con la finalidad de remarcar la importancia social de los archivos, compartiendo directrices metodológicas que permitan su conservación y difusión, y buscando posicionarlos como una instancia para fortalecer las organizaciones. Si bien como Archiveras sin Fronteras abogamos e interpelamos al Estado para contar con una Ley de Archivos, no debemos perder el foco: para generar esa multiplicidad de memorias se requiere que trabajemos desde la comunidad y tomemos conciencia de la importancia de cuidar la producción documental en nuestras organizaciones de base.

La necesidad de crear los archivos de los movimientos sociales en un contexto neoliberal cobra entonces total sentido, tanto para el presente como para el futuro. Sean el Movimiento No + AFP, agrupaciones territoriales o movimientos gremiales, es desde esa multiplicidad de voces y relatos desde donde deben situarse a los archivos, en una relación dinámica con la comunidad que los produce, buscando preservar el contexto de producción de los documentos para que estos sean auténticos, fiables e íntegros.

Desde Archiveras sin Fronteras reflexionábamos, en el marco de la introducción a esta publicación, que algunas demandas sociales son pensadas como fuerzas que están abriendo flancos de acción, pero en realidad son continuidad o nuevas versiones de luchas que han comenzado hace ya largo tiempo. Es por esta razón que nos interpela la necesidad de evidenciar al archivo en su relación con las demandas sociales. Personas, instituciones y organizaciones estamos llamadas a tomar conciencia del carácter social de nuestra producción documental y, a la vez, volcar nuestras energías para preservar nuestros archivos, toda vez que constituyen fuente de derechos sociales. Es desde esta posición que los invitamos a trabajar en los archivos, prueba de nuestra existencia y nuestras luchas.

 

RECURSOS RECOMENDADOS 

MANUAL PARA ARCHIVOS DE ONG´S

https://www.ica.org/sites/default/files/ICA_NGO-archives_ES.pdf

“Los archivos de las ONG´s.Una memoria…para compartir .Guía práctica en 60 preguntas”, de Armelle Le Goff. Publicado por el Consejo Internacional de Archivos (2004).

ARCHIVAR Y PRESERVAR VIDEOS 

https://archiving.witness.org/

WITNESS es una organización internacional sin fines de lucro que capacita y ayuda a personas para usar videos en su lucha por los derechos humanos. Publica guías  y recomendaciones para crear, gestionar, difundir y preservar documentos audiovisuales.

RECURSOS ARCHIVÍSTICOS

Recursos archivísticos para profesionales e investigadores: normas, manuales y documentos técnicos sobre archivos.

http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/archivos/recursos-profesionales.html

EL PAPEL DE LAS/OS LAS ARCHIVERAS/OS

Principios básicos sobre el papel de Archiveros/as y Gestores de documentos en la defensa de los Derechos Humanos.

Documento de trabajo del Consejo Internacional de Archivos

https://www.ica.org/sites/default/files/ICA-HRWG_PrincipiosB%C3%A1sicos_Espa%C3%B1ol_Documento-de-trabajo_Septiembre2016_Espanol.pdf

 

 

Comentarios

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2 comentarios

  1. amo este artículo, cada vez que lo releo me entusiasmo más con el oficio y la militancia archivera.

  2. Gracias por tu comentario Javiera.
    Paulina

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