La Reivindicación de la serpiente como espíritu de descolonización

Matías Cayuqueo
Marisela Peñaloza

La reivindicación de la serpiente, tiene que ver con este proceso del dejar de desconocerse para volver a reencontrarse, es un tránsito y recorrido infinito que no tienen ni inicio ni fin, ni resultado, ni meta, la serpiente está en lo que nos dice el cuerpo o nuestros cuerpos, en lo que nos dicen nuestras emociones, las sensaciones, las percepciones, nuestra intuiciones, en las relaciones, en nuestros sueños, como la naturaleza que tiene sus procesos, sus momentos, sus crecimientos y decrecimientos… son todas esas conciencias consideradas otredad: la conciencia colectiva, espiritual, emocional, territorial, corporal, etc.

“…Cuentan nuestros abuelos que cada cierto tiempo la naturaleza se desordena para volverse a ordenar, se va reordenando… fueron en esos soles, en esas lunas cobijadas en la memoria y en los corazones de todo un pueblo… 

…Dicen que los sueños habían avisado y también los Ngen (los dueños)… el comportamiento de las aves, animales, plantas, peces había cambiado…, las aguas se movían extrañas en el mar y en el silencio, lafken se escuchó distinto… grandes olas se alzaron, una gran serpiente se escuchaba en el mar, la gente huyó… el mar inundó la tierra y solo en los cerros se podía estar… aquellos que pudieron arrancar a zonas elevadas percibieron que las montañas estaban muy vivas, que se sintieron en el lomo de una gran culebra que se arrastraba…”

La crisis se vivencia todos los días de esta “estable, concreta y rígida realidad” del sistema financiero mundial, del sistema político racional de convivencia con todas sus normativas, redes institucionales desde los marcos de la ley, el derecho, la constitución y todo su lenguaje complicado.

Quien dicta las pautas de lo que es y no es, claramente son quienes tienen el poder político, económico, militar, cuyas raíces están sustentadas en la configuración de una continua negación de los pueblos antiguos que vivían en base a la convivencia con la naturaleza, la imposición de la visión monoteísta judeo-cristiana, las interpretaciones bíblicas, del Olimpo, la Grecia antigua y la “grandiosa Roma”, para continuar en la edad moderna, junto con la Ilustración, la conciencia de la Razón, complejizando las relaciones políticas, económicas, militares, potenciándose la ciencia analítica-matemática, la práctica mercantil, el sistema formal de educación, el derecho y la medicina moderna por decir algunos como sistemas, prácticas exclusivas, “superiores”, que fueron desterrando a nivel mundial las ideas, las prácticas distintas, al igual que los saberes de pueblos diferentes, como el saber de la serpiente.

La serpiente universalmente está en todos los pueblos que convivían y conviven con la naturaleza, cuyo movimiento y forma de ser ha inspirado su respeto, su simbología y analogía con la experiencia de vida en base a la percepción, al cuerpo, a las sensaciones, la intuición, las emociones, la magia y el misterio del vivir los cambios internos y a la vez externos.

Las interpretaciones de ‘El orden rígido’, estático, cuya verdad es única tanto del Olimpo, como el orden divino de Dios y después la Razón, condenó eternamente a la serpiente como símbolo del mal, de lo oscuro, del caos o como objeto, imponiéndose el ‘SER’ y ‘ESTAR’ por sobre el ‘ESTAR SIENDO’, cuyo clímax ha sido lo que actualmente es la crisis de la búsqueda del Progeso, evolución, felicidad, con el crecimiento económico… y el surgimiento de un ‘Otro’: extraño, amenazante, peligroso, que hay que bautizar, salvar, civilizar, eliminar, reprimir, dominar, negar, experimentar, etc.…

“Occidente” en su camino de autoconocerse, potenciarse, con la negación originaria de la creación, como la exclusividad de la razón, práctica mercantil, escritura, ciencia analítica, por nombrar algunos, se condenó a sí mismo en un camino de desconocimiento, desencuentro, permitiendo en consecuencia el surgimiento oscuro de lo negado: genocidio, ecocidio, descomposición social, dictaduras, pobreza, desigualdad social, etc… Manteniéndose en las relaciones de poder donde el sujeto se configuró desde diversas miradas: la razón, la ciencia, dios, biblia, derecho, ley y el objeto o el otro amenazante en: la naturaleza, la mujer, el entorno, los pueblos, la biodiversidad…

Esta relación ha generado un sinnúmero de parodias, enfermedades, conflictos y graves crisis, en las cuales el desconocimiento de sí mismo y de los demás ha mantenido una sociedad en la que a todo se le falta el respeto, en que se permite sin importar la violencia, que no se origina de los “objetos” sino de los “sujetos” que construyen la realidad según su conveniencia e identidad. Para ejemplificar lo anterior es preciso nombrar lo siguiente: cuando se habla del “conflicto mapuche”, ¿conflicto mapuche?, ¿quién o quiénes lo dicen?, ¿qué tal conflicto del Estado?

“La serpiente vuelve a emerger y el miedo se apodera de la sociedad que no quiere cambiar, que se contiene… el terremoto recuerda con fuerza lo que está vivo, lo que está presente y no se quiere ver, pronto todo lo negado se manifiesta como una sombra oscura que recorre los corazones de la sociedad, de la ciudadanía… la descomposición social, la crisis ambiental es una realidad…”

La naturaleza, la mujer, la biodiversidad, los pueblos, los pobladores (trabajadores, ciudadanos, productores, estudiantes, etc.) históricamente han sido (nuestros abuelxs) y estamos siendo continuamente experimento de violencia como tubos de ensayos para la entretención y todo un sinnúmero de injusticias e incomprensión de sistemas y marcos culturales, políticos, económicos y sociales que se han perdido en la obsesión, adicción, enfermedad de la verdad, del resultado, de lo exclusivo, de “lo mejor”, con la negación de lo diferente, con la negación de sí mismo: por ejemplo, la negación de la conciencia Emocional cuya sombra se manifiesta actualmente en la depresión, estress, crímenes, violencia, adicción, también la negación de la conciencia corporal cuya sombra se vivencia en la mala alimentación, obesidad, pesticidas, sobreconsumo, sobresaturación de desperdicios, crisis ambiental, contaminación y en otra instancia la negación de la conciencia colectiva cuya sombra está en el egocentrismo, egoísmo, individualismo, la homogeneidad, exclusividad…

La Negación ya es un desconocerse y es lo que se ha estado haciendo en todo momento… frente a esto, los pueblos que aún viven en conexión con la naturaleza o quienes están vivenciando en el riesgo de nuevos saberes tienen la sabiduría para volver a reencantar, volver a cohabitar…

“…no todos pudieron resistir y solo unos pocos sobrevivieron, hasta que las aguas comenzaron a bajar, junto con el temblar de la tierra, de los cerros, dicen que fue tan fuerte el encuentro que ambos sonidos de las dos culebras quedaron grabadas en el inconsciente colectivo: karrrkar de kay kay, la serpiente del mar… y trenng trenng de la culebra de los cerros…”

La reivindicación de la serpiente, tiene que ver con este proceso del dejar de desconocerse para volver a reencontrarse, es un tránsito y recorrido infinito que no tienen ni inicio ni fin, ni resultado, ni meta, la serpiente está en lo que nos dice el cuerpo o nuestros cuerpos, en lo que nos dicen nuestras emociones, las sensaciones, las percepciones, nuestra intuiciones, en las relaciones, en nuestros sueños, como la naturaleza que tiene sus procesos, sus momentos, sus crecimientos y decrecimientos… son todas esas conciencias consideradas otredad: la conciencia colectiva, espiritual, emocional, territorial, corporal, etc.

Recuperar nuestros cuerpos y nuestras emociones es una lucha territorial básica de empoderarnos de nosotros mismos, recuperar la colectividad de los diferentes para reconciliarnos de las relaciones de poder, es también sinónimo de luchas reivindicativas que son alternativas frente al sistema primitivo que estamos viviendo actualmente.

Recuperar nuestro cuerpo como lucha territorial propia individual/colectiva desde el vivenciar, desde el sentir y conocer junto a la naturaleza, para armonizarnos y revalorar la percepción, sensaciones corporales, para volver a tener un buen pensamiento, un sentir fuerte de cuidarse y cuidar, de un observarse y observar para mantenerse en el tiempo.

Recuperar las emociones para vivenciar el sentir de la vida, el expresar junto con los demás y la naturaleza en sintonía con el autoconocer el cuerpo, dejar de sentirnos dueños, autoafirmarnos, desapegarnos con la libertad de ser, de participar y a la vez crecer colectivamente.

Recuperar la colectividad con la fluidez de las emociones, con la confianza, empatía, complicidad, creando lazos de colaboración, solidaridad más que la competencia e individualidad, sanando nuestro juicio y pensar en un caminar desde un nosotros en relación al entorno y naturaleza.

Partiendo de estas conciencias se genera la lucha política, económica muy distinta a la política y economía que viene solo de la conciencia de la razón…

“….Pocos sobrevivieron de aquel encuentro, entre las dos enormes culebras, pero fueron ellxs quienes repoblaron la Mapu… ya todo ahora era distinto y el agradecimiento de un nuevo habitar es posible…”

Este es un relato mapuche de Kay kay y Treng treng en donde se da a conocer el saber de la serpiente que tiene que ver con la vivencia misma del cambio, de la transformación, asunto que para la sociedad actual es una amenaza, un desconocer, un retraso… ¿pero acaso no es eso justamente lo que hay que aprender a percibir, sentir? La serpiente justamente tiene que ver con ese encuentro, con esa vivencia del caos, como una transformación natural y no como una amenaza.

La sabiduría de los pueblos es intensa y vuelve a recordar al orgulloso y soberbio sistema mercantil, ciencia, estado, biblia, ley, constitución las cuales dejan ver sus carencias, su estrecho conocer… poniendo en duda y a la vez proponiendo un “nuevo habitar” en el que se transforme este otro amenazante en un reencuentro de sí mismo, dejando el continuar desconociéndose para volver a encantarse de sí mismo…

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