
Fernando Caridi Vergara
Exposición “ El relato de Chile, la repartición de los cuerpos”, galería La Miscelánea, 2012. Fotografías gentileza de Rosario Cobo, así como de la obra “Economía de los héroes /Héroes de la economía” presentada en la muestra “A partir de mañana todo” (México, 2012).
1. La minería latinoamericana se sitúa en un enclave de repeticiones ideológicas generadas por el modo de producción capitalista. La colusión que los grandes corporativos globales realizan en complicidad con las elites de estado para generar una economía espectacular de representaciones culturales, se sitúa históricamente como el mayor latrocinio para los latentes momentos de emancipación radical. Para su infortunio, sus estrategias se develan precarias en términos de alta construcción teórica y ajenas a inversiones de bajo materialismo.
2. El 5 de agosto de 2010 ocurrió un derrumbe en la mina San José, ubicada a 30 kilómetros de la ciudad chilena de Copiapó. El desastre dejó atrapados a 33 mineros. Los trabajadores fueron encontrados con vida 22 días después por un equipo de rescate que penetró con alta maquinaria 623 metros bajo tierra. “Estamos bien en el refugio los 33.” El 13 de octubre, tras terminar labores de encamisado y 70 días después del accidente, los 33 fueron extirpados “de las entrañas de la tierra”.
La operación tuvo un costo de 20 millones de dólares y fue financiada por el Estado de Chile y por la Corporación del Cobre (CODELCO). El evento de rescate constituye uno de los acontecimientos con mayor cobertura mediática de los últimos años. El onanismo telespectacular produjo una farsa de la exaltación nacional como festín orgiástico de los capitales inmiscuidos.
3. Del 12 de julio al 12 de octubre del 2010 se emplazó una huelga de hambre por un grupo de comuneros mapuches acusados de infringir la legislación antiterrorista.
Entre los delitos que les imputaron se enlistaba: homicidio frustrado y atentado incendiario. Los comuneros mapuches seguían su Programa de Recuperación de Tierras, el cual consiste en tomar posesión de los territorios de los que sistemáticamente han sido desplazados y despojados por políticas colonialistas, imperialistas y neoliberales. El proceso de despojo se agudizó durante la década de los noventa, al inicio de la transacción a la democracia. La estrategia de acción de los comuneros es la quema de camiones madereros de las grandes empresas forestales generando así un sabotaje en la cadena de producción. Este delito, por genealogías dictatoriales, es considerado atentado terrorista y comparece ante la justicia militar. La misma estratagema jurídica fue utilizada para acusar a los anarquistas okupas. La sistematización legal ermite la elaboración de montajes espectaculares bajo una estructura de constante desplazamiento de significantes vacíos.
4. La infantilización de las condiciones de producción, distribución y consumo de las materias primas de países periféricos, subdesarrollados, tercermundistas, en vías de desarrollo (y los eufemismos pertinentes para cualesquiera regiones sempiternas en persistencia feudal), evidencian un dispositivo ideológico que traviste un imaginario pre-ilustrado de los discursos emancipatorios. El minero es simultáneamente un menor de edad y un héroe del capital a la vanguardia de los enanos del progreso y otras disneyficaciones.
El comunero mapuche y el anarquista okupa son productos de la ansiedad del terrorismo de estado. Los sujetos ocluidos de la historia aparecen como yacimientos emancipatorios contra la modalidad contemporánea del tiempo.
5. “Todo hombre es un minero, toda mujer es su mina.”
6. En octubre de 1899 se descubrió el cuerpo de un indígena recostado y perfectamente momificado en el complejo minero de Chuquicamata. El cuerpo presentaba una capa de costra verde producto de un proceso de incorporación del cobre en los tejidos orgánicos del indígena, por lo que se le llamó “el hombre de cobre”.
El cuerpo fue expuesto en el Pabellón Chileno de la Exposición Panamericana de Buffalo de 1901 así como en ferias y circos, hasta llegar a la colección del Museo de Historia Natural de Nueva York. La circulación del hombre de cobre hace parte de complicados procesos de transmutación del capital y se constituye como mito originario de la minería chilena.
7. La epifanía reaccionaria del estado-nación menguante de Chile se anuncia telúrica en el terremoto del 27 de febrero del 2010. La modulación de la tragedia en términos de plusvalía simbólica se hace posible. La extracción de los mineros es consecuencia irrefutable de las fallas tectónicas del capital.
8. El 16 de julio de 1971, Salvador Allende estatizó la minería del cobre chilena. La ley fue aprobada por unanimidad en el Congreso Nacional. Las empresas Anaconda y Kennecott terminaron debiendo cifras millonarias al Estado Chileno. Esto se debió a que se le restaron las ganancias excesivas a la prometida indemnización a razón de los bajos impuestos que pagaban desde 1955. En 1981, ocho años después del golpe militar, se revierte el proceso de nacionalización y las concesiones pasan a manos privadas con el beneficio de su explotación hasta que se agote el yacimiento. La inversión extranjera en Chile se disparó durante los años oventa, periodo en que se consolidan en el poder las elites neoliberales formadas en Harvard y Chicago.
9. Juan Downey, Energy Systems, Center for Inter-American Relations, Nueva York, 3 de abril – 11 de mayo 1975. “Anaconda ausente. He sido conminado hoy a retirar una serpiente viva de mi obra de arte.”
Juan Downey, The Debt, Exit Art, Nueva York, 28 de junio – 9 de julio 1988.
10. El resto se sigue de aquí.
FIRMAN
El Comité M33
Colegio Contrametafísico de Liberación Acéfala
El relato de Chile. La repartición de los cuerpos
* Blanca Guitiérrez Galindo
Si las imágenes están en posibilidad de revelar algo sobre la historia o sobre lo real es únicamente poniéndose en relación unas con otras; es, dicho de otro modo, sólo a través del estallido producido por su encuentro como tocan lo real y se convierten en vehículos de conocimiento. Así pensaron los maestros del montaje, para quienes la activación del el potencial cognitivo de las imágenes tiene lugar por un choque entre lo heterogéneo y refiere a procesos materiales.
En nuestros días el archivo y el inventario se han convertido en figuras privilegiadas de lo heterogéneo como estrategias para la operación artística y han venido definiendo una vertiente significativa del arte crítico -cuya historia se remonta al dadaísta pasando por la década de los sesenta del siglo XX, cuando el arte se amplió definitivamente. De una u otra manera, los artistas que han adoptado esta estrategia comparten la convicción dadaísta de que los intercambios entre imágenes y objetos revelan la existencia de un mundo que se oculta detrás de otro.
Bajo esta perspectiva Fernando Caridi opera la puesta en común de imágenes y objetos que, provenientes de diversos espacios, postulan la idea de minería como clave –no para llegar al o los autores del o de los crímenes, porque esos son bien conocidos-, para activar la cadena de significantes que ordenan la construcción simbólica de un discurso identitario con el que, específicamente en el caso de la historia chilena, se ha operado la repartición de los cuerpos en lugares sociales y políticos.
Frente a lo monolítico de la definición de la identidad nacional o como él mismo dice, de la “imagen-país”, el artista presenta trozos de esa construcción intentando enfatizar el carácter corporal, puramente gestual de las imágenes, es decir, su condición de síntomas. Se trata de poner las condiciones para una experiencia que haga posible la comprensión de la materialidad inscrita en la producción de los espacios, las marcas del tiempo y las inscripciones de la memoria en el archivo de la historia chilena reciente.
De esa manera, el artista construye un horizonte en donde tomar posición frente a lo real –tocarlo- supone una concepción de la imagen como signo y cuerpo, y del arte como un lugar en el que la visualidad, el sonido y los objetos se encuentran para proponer una interrogación crítica que demanda la activación del cuerpo y la subjetividad, lugares, éstos últimos, donde, al fin y al cabo, ocurre materialmente la historia.
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* Maestra en Artes Visuales. Profesora de Arte Contemporáneo y Actual, Posgrado en Artes Visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas, Universidad Nacional Autónoma de México
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